Tras juramentar como jueza de la Corte Suprema, Amy Coney Barrett aseguró que será una magistrada independiente de la política y de sus creencias y preferencias personales. Sus palabras parecieron dirigidas a los senadores demócratas que se opusieron a su confirmación, algunos en parte asegurando que las posturas conservadoras de Barrett permearán decisiones en temas clave como el aborto.
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“El proceso de confirmación me dejó clara una de las diferencias fundamentales entre la rama judicial federal y el Senado de Estados Unidos, y tal vez la más aguda es el rol de las preferencias de políticas. Es el trabajo de un legislador perseguir sus preferencias sobre políticas. De hecho, estaría renunciando a sus funciones al dejar a un lado sus metas sobre políticas”, dijo Barrett.
“El juez declara independencia, no solo del Congreso y del presidente, sino también de las creencias privadas que de otra manera lo moverían. La juramentación en la rama judicial captura la esencia del compromiso judicial. La ley es lo que debe prevalecer”, afirmó.
“Haré mi trabajo sin temor o favor, y lo haré de forma independiente tanto de las ramas políticas como de mis preferencias personales (…) Amo la Constitución y la republica democrática que estableció y seré devota a mantenerla”, acotó.
Los casos que esperan a Amy Barrett en la Corte Suprema
Tras la inusual ceremonia de juramentación que realizó la noche del lunes en la Casa Blanca y que tuvo un aire a evento electoral, la ya magistrada Amy Coney Barrett tomará un segundo juramento de ‘conducta judicial’ ante el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, en un evento privado en el edificio del tribunal.
Con eso, Barrett queda totalmente habilitada para empezar sus funciones como magistrada en sustitución de la fallecida Ruth Bader Gingsburg, considerada como uno de los pilares de la bancada liberal dentro de la corte.
Ahora el llamado balance ideológico de la Corte Suprema queda con 6 jueces considerados conservadores ante 3 liberales. Roberts ha pasado a ser el posible voto de balance que puede definir mayorías en temas álgidos.
La presencia de Barrett puede sentirse pronto en casos que están siendo analizados por los magistrados en este momento:
? Elecciones: hay varias disputas electorales de estados péndulo sobre cómo manejar el voto en ausencia en estas elecciones marcadas por la pandemia del coronavirus (como Carolina del Norte o Pennsylvania) Es previsible que se presenten otras, antes o después de los comicios. La Corte Suprema podría terminar dirimiendo el resultado mismo de las elecciones, si se presentaran desafíos legales por alguna de las partes.
? Gobierno de Trump: el tribunal está analizando la demanda de nulidad constitucional presentada por varios estados republicanos y la Casa Blanca contra la llamada Obamacare, la ley de cuidados asequibles de salud. Otros casos tienen que ver con la estricta política de inmigración de Trump y, eventualmente, podría darse la oportunidad para el tribunal de ratificar (o anular) la decisión de 1973 conocida como Roe vs. Wade que legalizó el aborto. Los republicanos confían en que Barrett será un voto contra aquella decisión que les permitirá cumplir el objetivo que se han planteado de volver a ilegalizar el aborto.
? Asuntos personales de Trump: la corte debe intervenir, nuevamente, en un intento de los abogados personales del presidente para evitar que tengan que entregar las declaraciones de impuestos a un gran jurado de Nueva York que investiga sus negocios inmobiliarios previos a la presidencia.