Por José Castellano
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Como saben todos los que hemos leído algo de la historia dominicana, los haitianos,
el Presidente Boyer, que era quien mandaba en Haití, no tenían muchos soldados en la
“parte española de la isla”. Tenía el dictador Boyer, una especie de servicio militar con
cuyas levas suplía las necesidades de orden público.
Así las cosas, el 27 de Febrero los haitianos no tenían tropas en Santo Domingo, ni
en otras ciudades del Este Español. Suponemos que no sólo Santana, sino más de uno de
los Trinitarios bajo la dirección de Sánchez y los afrancesados de Bobadilla, que eran gente
de más edad, también calcularon que había que prepararse para enfrentar el ejército haitiano
que vendría después del Grito de la Independencia.
Pedro Santana estuvo trabajando con este cálculo. Y se les adelantó a los demás. Pues ya
el 28 de Febrero y si me equivoco, un día después, ya había llegado a Santo Domingo desde
El Seibo, con una pequeña tropa rumbo al Oeste dominicano. En la ciudad Capital se le unió mucha gente, y entre ellos los Alfau que ya tenían grado de Coroneles en la Guardia.
Y la pequeña tropa de Santana se fué engrosando todo el camino. En San Cristóbal, en
Baní, asi mismo como en menores localidades de la ruta. Y llegó a Azua a tiempo para detener
la marcha al Este de un gran ejército de Charles Herard, el Presidente haitiano.
Sólo aquella marcha de Ferrand y sus cuatrocientos, de Montecristy a Santo Domingo
para salvar la ciudad de la furias de Dessalines, se le iguala. Gloria a ambos.
Un abrazo,
Tiberio