Por: Antonio Reynoso Reynoso (Toño)
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La conducta caótica que le imprimió Donald Trump a su gobierno desde el 2016 al 2020 en Estados Unidos, hace pensar que por muy mal que se maneje Joe Biden nunca será tan conflictivo, tan desafortunado y tan errático como aquel.
Sin embargo, el entorno y las circunstancias en que Biden asume la presidencia provocan que hagamos un montón de interrogantes.
¿Còmo manejará el gobierno de Biden la relación con la pujante y desafiante China?
¿Còmo manejará la relación con Rusia después de que el Partido Demócrata, el partido de Biden, acusara a este país de haber intervenido directamente en dos elecciones consecutivas para variar la voluntad de los electores?
¿Còmo se manejará el gobierno de Biden con una Europa resentida por el mal manejo de Donald Trump en temas tan cruciales como el Cambio Climático?
¿Còmo enfrentará Biden el tema migratorio a sabiendas que sectores del mismo gobierno se percataron que detrás del tema también hay montada una estructura económica con ramificaciones mafiosas?
Hasta este momento, y muy a diferencia de Donald Trump, Biden ha ido manejando con mucho éxito el principal problema que atormenta al pueblo norteamericano, la pandemia.
Sin embargo, tomando en cuenta que Estados Unidos es el país más afectado por el COVID 19, queda subyacente la pregunta: ¿Còmo seguirá manejando esta crisis?
Pero hay otra realidad que se torna desafiante para el recién inaugurado gobierno de Biden.
No hay dudas que Estados Unidos ha tenido serios conflictos raciales a lo largo de su historia.
En estos años en que gobernó el señor Trump los ánimos raciales se exacerbaron y esos núcleos, llenos de odios encontraron en el presidente un aliado.
¿Còmo manejará los eventuales conflictos que esta franja de norteamericanos pueda generar?
Igualmente debemos estar muy pendientes de la dinámica que le insuflará Joe Biden a la relación con su socio territorialmente más cercano: América Latina.
La gestión del gobierno de Donald Trump fue de corte imperial. Pero paradójicamente también muy vacilante.
Joe Biden tiene la gran oportunidad de operar un cambio profundo en la relación con America Latina.
Ahora tiene la ventaja que tanto Estados Unidos como América Latina se necesitan mutuamente.
Para recomponer su economía América Latina necesita a Estados Unidos. Después de la Pandemia América Latina ha tenido 22 millones de pobres adicionales y el 30% de los muertos en la pandemia son de la región. Eso dice mucho de cuán necesaria es la ayuda que este hemisferio demandará de los demás países y en particular de los Estados Unidos.
Pero Estados Unidos igualmente debe de resituarse frente a América Latina.
Desde la crisis de Centroamérica con los Acuerdos de Esquipulas, donde indiscutiblemente Estados Unidos jugó un papel decisivo, no ha habido presencia de nivel en la región.
Incluso, en los momentos de mayor necesidad Estados Unidos no ha jugado un rol como se debe esperar.
Ahora que estos pueblos están necesitando de su apoyo con las facilidades para la obtención de las vacunas, si Estados Unidos no quiere ver mermar su confianza en la región debiera hacerse presente en este momento.
El caos dejado por Trump es terreno fértil para que Biden y su gobierno cambie el rostro del pueblo norteamericano.
