Jeb Bush no es el único que respira más tranquilo desde que Romney decidió dar un paso atrás: el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, también pugna por el sector moderado y habría sido muy difícil para él recaudar suficientes fondos compitiendo con dos tótems recaudatorios como Romney y Bush.
Romney se reunió en privado con Bush la semana pasada en Utah y tenía prevista una reunión con Christie este viernes de la que no ha trascendido información por el momento.
Del encuentro en Utah se especuló en la prensa que podría haber servido para gestar un acuerdo por el que Romney se aparta ahora de las primarias con la garantía de ser elegido como candidato a vicepresidente si Bush consigue la nominación, una estrategia que no ha sido confirmada por sus equipos.
La carrera de las primarias republicanas, que comenzó oficiosamente con el anuncio de Jeb Bush en diciembre, se presenta como una de las más disputadas de su historia.
“Una prueba difícil y una dura lucha”, como pronosticó Romney al anunciar que no competirá pese a estar “seguro” de que habría obtenido la nominación de su partido.
Pero entre los republicanos existe la tradición de elegir a su ungido temprano. Aunque no sin una pelea y algunos reductores de velocidad en el camino, el candidato casi siempre termina siendo el nominado.
Sin embargo, según considera The Washington Post, este es un momento particularmente inestable para los republicanos, quienes luchan por definir la identidad del partido en medio de una guerra abierta entre sus distintas facciones. Hay además una serie de rostros nuevos y potencialmente atractivas en la escena, lo que para muchos podría ser la carta más fuerte del partido.
Jeb Bush no afloja el paso y se encuentra reuniendo un ejército de recaudación de fondos y agentes de talento.