Por: Antonio Reynoso Reynoso ( Toño)
En estos largos, luctuosos y desafiantes meses de Pandemia hemos presenciado episodios tristes, duros, muy duros en nuestras vidas.
Hemos visto morir nuestros seres más queridos sin poderlos despedir.
Hemos visto familias que ni siquiera han podido saber dónde han colocado los cadáveres de sus parientes fallecidos de COVID.
En nuestro país, República Dominicana, los centros de salud asignados para COVID ya prácticamente colapsaron y los ventiladores casi no alcanzan.
Al principio se pensaba que los afectados sólo serían los adultos e incluso aquellos adultos más vulnerables.
Pero peor aún, hemos visto madres, padres, abuelos y otros parientes muy cercanos morir por haber sido contagiados por un pariente que no le ha dado las ganas de vacunarse.
Llegó el momento de que no sólo debemos pedirle mascarilla, higiene y distanciamiento a la gente.
Llegó la hora de tomar grandes decisiones y de felicitar a quienes las tomen y las asuman.
Felicito a quienes estén convencidos ya que no vacunarse por negligencia es un acto criminal.
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Felicito a quienes entienden que, al tener una sociedad tan abierta y con tanta movilidad, se deben tomar serias y contundentes restricciones.
Felicito a quienes entienden que es una clara conspiración y una seria amenaza contra la estabilidad social hacer resistencia para vacunarse por razones religiosas o de simples caprichos.
Felicito a los líderes políticos, empresariales, de las sociedades civiles, religiosas y comunitarias por haber contribuido a la toma de conciencia para que la gente entienda que llegó la hora de vacunarse.
Felicito a los que están convencidos que en vez de castigar a los dueños de restaurantes, tiendas y demás empresas es a los que visitan esos centros sin vacunarse y sin hacerse la prueba que hay que castigar.
Felicito a los pastores, pastoras, sacerdotes, obispos y demás religiosos que les han pedido a los feligreses que se queden en sus casas si no se han vacunado.
Felicito a los bares, escenarios de los famosos “teteos”, por prohibir la entrada de personas que no se hayan vacunado o si no portan una tarjeta donde se confirme que se ha hecho la prueba y que no son un peligro social.
Felicito a las instituciones del estado que no les permiten a sus empleados penetrar en sus instalaciones si no muestran claramente que están libres de COVID.
Felicito a los estados, a las empresas, instituciones deportivas e incluso a las familias que han puesto el interés colectivo por encima de los intereses pecuniarios o individuales.
Hay que felicitar a los que han entendido que estamos en el mejor momento para enfrentar con decisiones valientes este tormento llamado COVID 19.
El autor es un escritor y ex candidato presidencial dominicano.
