Por Jese Castellanos
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“Existen personas víctimas de sus propios hábitos placenteros, donde la dopamina del cerebro
y núcleo accumbens la comprometen de forma impulsiva, ansiosa a continuar el hábito que poco a poco se va haciendo recurrente para terminar en una adicción, ejemplo: el abuso o dependencia a
la nicotina, cafeína, alcohol, drogas ilegales, juegos, compras, comidas, sexo, etc.”
Por supuesto, el artículo no termina ahí, pero si no tuvieras mucho mas tiempo para leerlo completo,
con eso te bastaría. Debo apuntar que adicción quiere decir también vicio. Digo, también.
Y la repeticion de los hábitos placenteros mencionados por el Dr. Gómez, me recuerda aquellos
vercitos que aprendi en la escuela muchos años ha: Arbol que crece torcido/ nunca su rama endereza/ que se hace naturaleza/ el vicio con que ha crecido/
Con este ejemplo advertido/ malas costumbres no adquieras/que a fuerza de repetirlas/ ya no podrás corregirlas/ cuando corregirlas quieras.
Y también quiero recordar, con relación a esta sabia ilustración del Dr. Gómez, otro texto mucho mas viejo que el anterior.
En el Deuteronomio, uno de los libros de la Biblia (valga la redundancia) se puede leer:
“No tendrás otros dioses delante de mí porque yo soy un Dios celoso”.
Entre esas adicciones o vicios, que aparecen citados mas arriba, y que al vicioso alejan
del Dios Celoso, son los peores el cigarrillo y la comida en exceso.
Un abrazo,
Tiberio