Por: Antonio Reynoso Reynoso (Toño)
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La “oratoria panegírica” es objeto de estudio cuando se estudia oratoria. Quien sea escogido para tal pieza en un determinado momento no debiera ignorarlo. Para hacer un panegìrico hay que tener conocimiento, aptitud y altura moral. Estoy consciente que no todos los políticos inventados a vapor lo saben.
De manera que ese discurso que se pronuncia poco antes de producirse ese histórico momento de despedida a un ser querido, no se le puede delegar o encargar a cualquier teoriquillo, acostumbrado a discursos huecos, henchidos de vacuencias, basofias y demagogias.
Del funeral de mi querido Johnny Ventura esperè lo mismo que ví: Un presidente Abinader expresándole el merecido respeto y decretando 3 días de duelo y un pueblo muy dolido, pero expresándole en todos los momentos de sus últimos 3 días entre nosotros que sus aportes al merengue, a la cultura nuestra y al pueblo dominicano en general valieron la pena.
Lo que yo nunca llegué a imaginarme es que el hombre que dijo en una ocasión que sus opositores políticos no saben “conceptualizar”, convertiría ese acto sagrado llamado panegírico despidiendo a Johnny Ventura en una disparatada y en un sancocho de vaguedades.
Y eso no es extraño.
En el único espacio donde el tuerto puede proclamar su reinado es en el país de los ciegos. Y dicho sea de paso, yo no pertenezco al país de los ciegos. Después que lo conocí, nunca he ignorado las vaguedades del apòlogo de Johnny y su determinación para instrumentar el mal.
12 años haciendo atrocidades y devastando económica y moralmente un país, es el mejor ejemplo para que quien fungió como apólogo de Johnny Ventura en ese triste final, nunca debió de haberlo sido. Pero así fue. El lo fue, valga la redundancia.
Johnny, desde los años 70 hasta hoy siempre ha sido nuestro. Incluso, a pesar de sus pasos políticos, los cuales nunca complacen 100 % a sus fans, a pesar de eso, El siempre fue nuestro.
Sus merengues contagiosos, su permanente sonrisa y su espíritu magnánimo lo convirtieron en un ocupante privilegiado de cada corazón dominicano.
Johnny Ventura nos animará siempre.
Los caminos de Quisqueya seguirán siendo suyos.
A pesar de un panegìrico descontextualizado y desconceptualizado.
El autor es escritor y ex-candidato presidencial dominicano.