Por Nelson Luciano
El gobierno dominicano como producto de hechos escandalosos de sangre y violatorios de la ley, en que han estado involucrados y como actores principales miembros del cuerpo policial, está conminado a buscar una salida para cambiar el viejo esquema policial, el cual no garantiza ni siquiera el derecho a vivir, reconocido universalmente y consagrado en la constitución Dominicana.
El órgano policial dominicano, el cual debe proteger la vida, la integridad física, la seguridad de las personas, como prevenir el delito y preservar el orden público y social, ha devenido con el paso de los años en un organismo corrupto, violento y corrompido, que no cumple con su misión o finalidad, y más bien es elemento principal en la problemática de la inseguridad ciudadana.
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La situación de la policía nacional es grave y no puede esperar la reforma, el presidente Abinader tiene que tener la determinación ahora, de hacer los cambios que sirvan de Inicio para poner fin o controlar la inseguridad que se propaga por gran parte del territorio nacional.
Sin ser un experimentado o perito en el tema policial, partiendo de simple sentido común, pienso que en la dirección policial necesitamos en este momento una persona con suficiente material colgante, sin manchas de sangre, sin ambición de riqueza, templado, firme, resistente, pero que sobretodo tenga la vocación de servirle a su país y a la institución.
Quiero para terminar expresar que la escogencia de un nuevo director policial con los atributos señalados y que tenga el apoyo del gobierno y ciudadanía, produciría un cambio en la institución similar a lo que está ocurriendo en la dirección nacional de control de drogas, que tiene cautivado a la población. Todo esto, facilitaría el proceso de reforma policial, traería tranquilidad y credibilidad, pero lo más importante sería dar inicio a la eliminación de un viejo esquema, desfasado e infuncional , donde
predomina el “darle para abajo”, que fomenta violencia y sicariatos;el peaje en punto de ventas de sustancias prohibidas, que daña la conductas de viejos y nuevos miembros;los odiosos retenes que extorsionan y limitan el derecho al tránsito; la protección de alistados y oficiales criminales que matan, maltratan y abusan de los ciudadanos, etc, etc.
