Los líderes que asisten esta semana a la reunión anual de la ONU se enfrentan a un reto: trabajar juntos, no sólo en las cuestiones candentes, sino en la modernización de las instituciones internacionales nacidas tras la Segunda Guerra Mundial para que puedan hacer frente a las amenazas y los problemas del futuro.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dio inicio a la Asamblea anual de la ONU criticando las guerras que se están desarrollando en el mundo, como la de Ucrania y la de Gaza. Asimismo se refirió a la crisis climática y a la impunidad en cuanto a la violación de los derechos humanos, También cuestionó la desigualdad social, la discriminación y los abusos de género.
Guterres, dio las gracias al organismo global de 193 miembros por aprobar el pacto y abrir la puerta a que los países unan fuerzas para enfrentar desafíos como el cambio climático y la inteligencia artificial, conflictos en alza y la creciente desigualdad y pobreza, y así mejorar las vidas de los más de 8.000 millones de personas del planeta.
Durante su discurso subrayó que la creciente impunidad de algunos gobiernos y la falta de consecuencias ante violaciones de la Carta de las Naciones Unidas representan una amenaza significativa para la estabilidad global, “invadir otro país, devastar sociedades enteras o ignorar olímpicamente el bienestar de su propia población”. “Estamos en un purgatorio de polarización”, afirmó Guterres, refiriéndose a los conflictos y la falta de respeto por el derecho internacional.
Conflicto Israel – Hamás
Ante esto dijo que esta actitud prepotente se encuentra en Oriente Medio, en el corazón de Europa y en el Cuerno de África, y se detuvo especialmente en Gaza, donde la guerra ya va a cumplir un año con un saldo devastador de 41.300 muertos palestinos. Ahí lanzó una pregunta a Israel (sin nombrarlo) y a la comunidad internacional sobre el futuro después de la guerra.
“¿Cómo puede aceptar el mundo el futuro de un Estado (Israel) que incluye un gran número de palestinos sin ninguna libertad, derechos ni dignidad?”, exclamó. Y cosechó una salva de aplausos cuando recordó que “nada puede justificar el castigo colectivo en Gaza”.
“La comunidad internacional debe movilizarse para lograr un alto el fuego inmediato, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y el inicio de un proceso irreversible hacia una solución de dos Estados”, comentó.
Y si en el pasado, durante la Guerra Fría, había líneas rojas y guardarraíles, “uno siente que no existen hoy, ni tampoco tenemos un mundo unipolar”, y definió el mundo actual como una especie de purgatorio “donde cada vez más países llenan los espacios de la división geopolítica y hacen lo que quieren sin rendición de cuentas”.
Sobre la desigualdad, recordó que “no es una cuestión técnica ni burocrática; en el fondo, es una cuestión de poder con raíces históricas”, y apuntó que en los últimos tiempos esto se ha agravado, pues de entre los 75 países más pobres del mundo, dos tercios están peor que hace cinco años; en este mismo periodo, los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas.