Por Dr. Juan Martínez Luque, PhD Economía y académico
El despliegue de la historia a lo largo del tiempo nos ha dejado patente toda la evolución humana desde siglos, un entorno que siempre está vinculado al desarrollo de un mundo en constante metamorfosis que nos muestra cuán acelerado intervienen los cambios en nuestra vida con las consecuencias tanto positivas como negativas. La sociedad cambia en cada aspecto evolutivo.
Los ciudadanos nos sometemos a la voluntad de un grupo de políticos que aparentan evolución, desarrollo, honestidad, aunque después constatamos que lo prometido no tiene valor, pues muchos de ellos no cumplen las promesas anunciadas en los discursos de mítines sin conciencia.
Entramos después de tantos milenios en una situación de permutas profundas y rápidas. Cada individuo debe actuar con enorme celeridad para adaptarse a cambios que llegan sin aviso alguno. Desde la prehistoria, la vida ha necesitado una expedita preparación porque el mundo abría un volcán evolutivo, donde las decisiones emanaban de un minúsculo puñado de individuos aferrados al poder, dominantes, absolutos.
Hoy los cambios son de tal amplitud que aquellos que no siguen el ritmo, quedarán en las estaciones de la limitación. El nivel social obliga al individuo a recurrir al esfuerzo para que la capacidad acompañe al avance. La forma vertiginosa con lo que los cambios tecnológicos llegan necesitan un permanente esfuerzo de adaptación a cada ciclo evolutivo.
El tiempo es a menudo el más exigente elemento para seguir las trasformaciones que se van imponiendo en cada una de las facetas de la vida donde el ser humano es el único que comprende que debe interiorizarla para una adaptación impuesta y sin límites, y ahí, entramos en el capítulo de la responsabilidad con políticos que nos deberían poner al alcance de los pueblos el tren de los avances tecnológicos, sin embargo solo muestran egoísmo e irrespeto por el pueblo, al que ellos consideran innecesarios porque ya están en el poder (Maduro, Putin, e incluso una lista de gobernantes de países, al parecer demócratas), que incumplen las promesas y se convierten en dictadores temporales durante sus respectivos mandatos, a menudo alterados.
La sociedad actual no es monolítica, está envuelta en un abanico de diversidad con elementos de tal envergadura que congregan a cada individuo según al grupo que pertenece, bien por religión, por afinidad sexual, por raza étnica, por capa socioeconómica, por afinidad política o simplemente por actividad deportiva, o sea que lo plural hoy es lo que define una sociedad fragmentada con pensamientos y costumbres pertenecientes a cada conjunto social, diferentes entre si.
-¡Qué sucede pues?
–Simplemente que abandonamos el pensamiento único para formar tándem alrededor de los grupos con los que nos identificamos pues el ser humano tiende hacia el “no pensamiento individual” porque nos abrazamos al “pensamiento colectivo”, y es ahí donde esos políticos bribones surgen con promesas que nunca cumplen.
Se abre la puerta de una deterioración de nuestras capacidades intelectuales y avanzamos hacia la muerte individual de la inteligencia, pues todo debe ser fácil y sin ningún esfuerzo, y ahora tenemos a nuestro alcance la inteligencia artificial, lo que podría invernar a nuestro cerebro.
Esta forma de asociar el mundo a la tecnología debería evitar cualquier abuso impuestos por gobernantes con la imposición colectiva, lentamente estamos observando un cambio importante que da prioridad a las tendencias de grupos minoritarios, aunque grupos en realidad, contra aquellas mayoritarios colectivos, por eso, vemos que una minoría insignificante ya imputa su voluntad y arrodilla a grupos de mayoría imponiendo la caprichos que surge de las minorías.
Nuestra sociedad era tan plural que nos habíamos olvidado de las propias singularidades, lo que nos llevaba hacia un pensamiento colectivo, aunque sea minoritario, perdemos en ese mismo instante parte de nuestra herencia y como nos molesta los esfuerzos, llamamos al talento colectivo para dar paso a los antojos políticos.
Así, es como aparece una enorme confusión, la misma que nos empuja a ser protagonistas en cada ocasión, allá donde buscamos el liderato dentro del grupo donde nos ubicamos. Todos quieren ser escuchados, exponer relatos, aunque a menudo faltos de sentido, Los colectivos parpadean historias ante los demás porque solo las suyas son interesantes, todo en medio de un pensamiento paradigmático, nos creemos simplemente geniales en esos momentos y nos interesa exponernos, pero después, somos lo contrario de lo que queremos mostrar, antagónicos.
Nos falta valor para levantar nuestras voces contra decisiones minoritarias e injustas.
Estamos perdiendo identidad, el populismo tal vez desaparecerá, pues nos movemos en un océano con miles de figuras fantasmagóricas en el que nos creemos todo cuanto leemos, ya que no sabemos distinguir entre lo nimio, lo ficticio, lo artificial enfrente de lo real.
Es así como todos nos comportamos. Criticamos de manera belicosa a nuestros políticos, pero después, de nuevo los votamos, algo que nos perjudica porque la falta de decisión lógica engrandece las malas praxis de aquellos que nos gobiernan.
¿Cuántas veces hemos oído a personajes importantes políticos y otros tantos, con promesas que después no solamente no cumplen, sino que al inverso toman decisiones contrarias a lo prometido, despreciando de forma cínica a todos aquellos que votaron por su programa?
Es una forma cobarde de enfrentar a la sociedad con baladronadas que ya se temían. Así es pues como la sociedad pierde el análisis colectivo, ya no confía en promesas destinadas a la colectividad porque de esta manera los derechos son colectivos y se somete a principios de la aniquilación de la libertad individual. Estamos pues ante un cambio de tendencias, lo que nos proyecta a una sociedad incomoda pues un grupo minoritario puede tener la llave del poder, a través de alianzas estratégicas.
¡Esta es la sociedad que actualmente tenemos porque las tecnologías nos difunden informaciones oportunistas y a menudo falsas! Nada de una sociedad racional ya que estas decisiones solo aportan división y confrontación.
Por ejemplo; La sociedad en su mayoría está en contra de la inmigración agresiva y desordenada, sin embargo, nuestros gobiernos nos imponen una inmigración que corroen las cajas de las arras del Estado. Otro ejemplo; Los aportes económicos que de forma irregular se otorgan a partidos minoritarios, simplemente porque entregan sus votos a un gobierno en minoría.
Otro choque frontal donde de nuevo se impone un poder político minoritario.
Debemos pues reflexionar sobre la autenticidad de los gobernantes, aquellos que se unieron a minorías para aplastar los derechos de la mayoría. El falso discurso que se esconde bajo eslóganes ilusorios, con resultados que nunca serían las mismos si las promesas fueran palabras de juez, con esperanzas reales durante el tiempo del juicio del mandato.
Honor a quien honor merece, pues oportunismo y arrogancia serían una definición real escondida en muchas promesas no cumplidas, pues a veces lo prometido no es deuda. Debemos reflexionar sobre nuestros votos para que la conciencia sea una recompensa justa y leal.