Un par de buenas noticias, un surtido de problemas y algunas grandes amenazas. Ese es el diagnóstico que marca la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), que se celebra la semana próxima en Washington y que ha compartido este jueves su directora gerente, Kristalina Georgieva.
En el discurso que precede a la reunión de las autoridades económicas de todo el mundo, Georgieva ha subrayado que las grandes economías han sido capaces de someter la inflación sin provocar una recesión. Sin embargo, los precios siguen altos, la deuda pública está disparada y el crecimiento es bajo.
A eso se suman dos grandes amenazas: la creciente ola de proteccionismo y los riesgos geopolíticos, según ha indicado.
La directora gerente del FMI no ha anticipado las previsiones económicas que se publicarán la semana próxima, pero ha mostrado un gráfico que parece mostrar una ligera mejoría de al menos una décima para este año y el próximo frente a los últimos pronósticos.
“Celebraremos las buenas noticias, y con razón, porque últimamente no hemos tenido muchas”, ha dicho Georgieva, refiriéndose a que “la gran ola de inflación mundial está en retirada” gracias a una política monetaria decidida, la relajación de las restricciones de la cadena de suministro y la moderación de los precios de los alimentos y la energía.
Además, se ha logrado sin que la economía mundial entre en recesión y se pierdan puestos de trabajo a gran escala, como en episodios de inflación anteriores.
“Pero, a pesar de las buenas noticias, no esperen ninguna fiesta de la victoria la próxima semana”, ha advertido enseguida. Aunque las tasas de inflación hayan caído desde niveles no vistos en mucho tiempo, los precios siguen altos. “Las familias están sufriendo. La gente está enfadada”, ha recalcado. Además, estamos en una era de bajo crecimiento y elevada deuda.
El crecimiento es insuficiente para erradicar la pobreza en el mundo, para generar suficientes puestos de trabajo y para financiar las inversiones necesarias. En cuanto a la deuda pública, el Fondo anticipó esta semana que espera que en 2024 se superen los 100 billones de dólares en el mundo.
Junto a ello, ha destacado especialmente la amenaza y el daño que implican los conflictos internacionales. “Nos encontramos en un entorno geopolítico difícil. Todos estamos muy preocupados por la expansión del conflicto en Oriente Próximo y su potencial para desestabilizar las economías regionales y los mercados mundiales del petróleo y el gas. Su impacto humanitario, junto con las prolongadas guerras en Ucrania y otros lugares, es desgarrador”, ha dicho.
Enseguida, ha mostrado un gráfico sobre cómo se han disparado las fricciones comerciales. “Los grandes actores, movidos por preocupaciones de seguridad nacional, recurren cada vez más a la política industrial y al proteccionismo, creando una restricción comercial tras otra. En el futuro, el comercio no será el mismo motor de crecimiento que antes.
Es la fractura de la que ya advertí en 2019, pero peor. Es como echar agua fría sobre una economía mundial ya tibia”, ha sentenciado. Georgieva habla en un momento en que los países están adoptando políticas nacionalistas en la economía. El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, promete aranceles por doquier, pero los demócratas también han hecho guiños al proteccionismo.
“Luego, ha tomado prestada una frase de Ajay Banga, el presidente del Banco Mundial, organismo hermano del FMI: “Los pronósticos no son el destino”. “Hay mucho que podemos y debemos hacer para aumentar nuestro potencial de crecimiento, reducir la deuda y construir una economía mundial más resistente”, ha asegurado.
Las recetas del FMI pasan por pedir a los Gobiernos, en primer lugar, la reducción de la deuda y la consolidación fiscal, para estar mejor preparados para la próxima crisis, aunque eso implique decisiones difíciles y genere resistencias. Georgieva ha subrayado que incluso los partidos políticos tradicionalmente conservadores desde el punto de vista fiscal se están aficionando a pedir prestado para gastar.
La clave, en todo caso, está en impulsar el crecimiento a través de las reformas. En primer lugar, en el mercado de trabajo, donde ha subrayado el contraste entre países con poblaciones envejecidas y otros con mucha población joven. “La migración económica puede ayudar, pero solo hasta cierto punto, dadas las ansiedades en muchos países”, ha dicho en un ejercicio de realismo, referido tanto a Estados Unidos como a Europa.
Ha pedido favorecer una mayor incorporación de las mujeres en el trabajo y ayudar a casar la oferta y la demanda con la formación adecuada.
En segundo lugar, son necesarias reformas para que los capitales se movilicen y asuman riesgos allí donde haya oportunidades de inversión productiva. En tercer lugar, hace falta mejorar la productividad, a través de toda una serie de herramientas, de la formación a la inteligencia artificial, pasando por la innovación.
Junto a las reformas internas, Georgieva ha abogado por una mayor cooperación internacional. Como directora de un organismo económico global, ha subrayado que “es mucho lo que los países pueden hacer juntos como miembros de una comunidad económica integrada, beneficiándose cada uno de su propia ventaja comparativa”.
Con ello ha vuelto a la carga contra la tentación proteccionista. “Vivimos en un mundo desconfiado y fragmentado en el que la seguridad nacional ha pasado a encabezar la lista de preocupaciones de muchos países. Esto ya había ocurrido antes, pero nunca en una época de tanta interdependencia económica”, ha dicho. “Mi argumento es que no debemos permitir que esta realidad se convierta en una excusa para no hacer nada para evitar una mayor fractura de la economía mundial.
Todo lo contrario. Mi llamamiento durante estas Reuniones Anuales será: trabajemos juntos, de forma ilustrada, para mejorar nuestras perspectivas colectivas”, ha añadido, animando a “trabajar para rebajar la temperatura geopolítica”.
Georgieva ha cantado las bondades del comercio internacional, ha pedido cooperación en la lucha contra el cambio climático y códigos éticos y regulaciones globales para la inteligencia artificial que, según el FMI, puede aumentar en 0,8 puntos el crecimiento económico anual. El FMI, como organismo global que agrupa a 191 países tras la entrada del Principado de Liechtenstein, se ofrece a jugar un papel clave en esa cooperación económica.
Georgieva inicia su segundo mandato de cinco años al frente del FMI. Ha terminado expresando el deseo de que sea recordada por la superación de las diferencias: “Por nuestra prosperidad mutua y, en última instancia, por nuestra supervivencia, yo digo que podemos hacerlo mejor: que haya paz en la tierra y un renacimiento de la cooperación”.