El asesor de asuntos internacionales de Brasil, Celso Amorim, aseguró este martes que el gobierno de Lula da Silva no reconoce los resultados de las recientes elecciones en Venezuela debido a que “el principio de la transparencia no fue respetado”, por lo que la fraudulenta victoria de Nicolás Maduro, no puede ser reconocida.
Amorim, ex ministro de Relaciones Exteriores en los primeros dos mandatos de Lula (2003-2010), compareció ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados para exponer la postura de Brasil frente a la crisis electoral venezolana.
En sus palabras, los intentos de mediación de Brasil están guiados por los principios de “defensa de la democracia, no injerencia en asuntos internos y resolución pacífica de controversias”. Sin embargo, recalcó que la negativa del régimen a publicar los resultados detallados compromete la transparencia del proceso.
Por esta razón, Brasil no reconoce la supuesta victoria de Maduro ni la del opositor Edmundo González Urrutia, actualmente exiliado en España debido a la persecución política del régimen chavista.
Sobre las actas del Consejo Nacional Electoral (CNE) divulgadas por la oposición, acotó que “reconocer resultados distintos con base en los datos recogidos por un candidato, representaría un precedente peligroso para la institucionalidad democrática”.
También expresó su inquietud por la situación de los derechos humanos en Venezuela y por los nuevos mecanismos de control sobre la sociedad civil impuestos por la dictadura después de los comicios.
“La situación de los derechos humanos en Venezuela sigue siendo preocupante”, afirmó, al tiempo que aseguró que Brasil tiene como principal interés “evitar tensiones que amenacen la paz en Sudamérica”.
Asimismo, el asesor brasileño aclaró que la solución a la crisis venezolana “debe ser alcanzada por los propios venezolanos”.
Desde las elecciones, las relaciones entre Brasil y Venezuela se han deteriorado gradualmente, en especial por la insistencia de Brasil en que se publiquen las actas desglosadas de los resultados electorales que confirmen la cuestionada victoria de Maduro.
En este contexto, Brasil, junto con Colombia y, en menor medida, México, ha intentado desempeñar un rol de mediación, pero estos esfuerzos han sido rechazados y descalificados por el régimen venezolano.
Amorim aseguró que Brasil se mantiene “abierto a contribuir si hay disposición de ambos lados”, aunque admitió que los diálogos se enfrentan a serias dificultades.
El fracaso de Maduro en los BRICS
La tensión entre el gobierno de Brasil y la dictadura chavista escaló luego que la Administración de Lula vetare la solicitud de Venezuela de integrarse como miembro asociado del BRICS, el grupo de economías emergentes compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Esta acción fue considerada por el régimen venezolano como un “gesto hostil” y parte de la “política criminal de sanciones” que, según Caracas, busca dañar a su país.
Amorim reiteró que “la reacción de Nicolás Maduro por no haber ingresado al BRICS, atacando a Lula y a Itamaraty, es desproporcionada”.
De acuerdo con el asesor brasileño, Itamaraty ha actuado bajo tres principios fundamentales: la defensa de los principios democráticos consagrados en acuerdos internacionales, como la Carta de la OEA y el Protocolo de Georgetown.
Agregó que existe un consenso generalizado sobre la inconveniencia de reconocer a líderes paralelos, como sucedió con Juan Guaidó en Venezuela, lo cual generó una “situación de bicefalia” que Brasil busca no repetir.
“Brasil está abierto a contribuir, si hay disposición de ambas partes. Por eso hemos tratado de preservar la capacidad de diálogo con las dos partes”, precisó Amorim, abriendo la puerta a futuros intentos de mediación.