¿Felices qué?
Es cierto, que mirando al cielo encontramos nubarrones cargados de tormentas, es esta época del año, donde el viejo reloj anuncia el final de 365 días, cargados de horas, muchas de ellas de relevante carencia, y otras de melancólica transcendencia.
¿Porqué?, Porque desde arriba, todo es más fácil de comprender; así que el consumo aprieta los bolsillos de aquellos que tienen, y de los que no tienen. Todos queremos una Navidad cargada de fantasía, pero al mirar al cielo, en busca de generosidad, encontramos nubes repletas de indiferencia, de arrojo incontrolable que al final se descargan en forma de corrupción, con gotas repletas de desilusión.
El viejo año retuvo momentos de difícil comprensión, fue sabio porque aprendimos con él momentos de delicada situación donde una lucha feroz, incontrolada, oprimía sentencias en las
que nuestra isla, divida en dos, repartía injusticias en cajas navideñas, algunas más cargadas que otras.
Pero la realidad es oscura cuando anuncios por doquier nos invitan a pasar Felices Fiestas, sin comprender, que aquellos que anuncian, nos dejaron cajas vacías por la avaricia incontrolada que aniquiló nuestras esperanzas.
Haitianos indocumentados, sin patria dominicana, y tal vez sin patria haitiana, luchan por querer ser de los nuestros, cuando el país no puede soportar más incrementos presupuestarios de inmigrantes ilegales, porque apenas tenemos para nosotros, y ya no nos queda nada que repartir, ni tan siquiera salud.
No debemos dejarnos tutelar por organizaciones que nunca comprendieron nuestra tierra y que aun menos ayudaron a nuestro país, se denominan internacionales, pero con poca capacidad para analizar el verdadero problema que nos invita a una reflexión transparente, globalizaba y justa.
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Ellos no son de aquí, pero lo más grave es que esos organismos internaciones, con dirigentes sacados de la crema intelectual, esta vez, confundieron suplicas carnavalescas haitianas, con necesidades infundadas, haciendo de tripas corazón, para que esas demandas de un pueblo haitiano sin orden, sin futuro, sin progreso, sea nuestra República quien se encargue de reparar económicamente y a la desespera, inmigrantes irregulares, sin techo, sin trabajo y con mujeres parturientas que llegan hasta nuestros hospitales. Y nosotros, como buenos samaritanos compartimos lo poco que tenemos.
Creo que deberíamos reflexionar sobre estos dos aspectos fundamentales de la convivencia, la impuesta, la que llega ilegalmente de Haití. Debemos priorizar nuestras necesidades básicas, con augurios de respeto y de firmeza por las injusticias sufridas del exterior. El día que haya transparencia, y que se elimine la corrupción, a este pueblo no lo parará nadie, y entonces podremos, siempre con respeto y obligaciones acentuadas, instaurar un control migratorio conveniente y eficaz, admitir a los haitianos que nuestra país necesite para su expansión.
Entre tanto, dejemos de mirar al occidente, y centrémonos en el interior de nuestra patria, para reclamar justicia, paz, transparencia y ante todo respeto por nuestros enfermos, nuestros viejos, simplemente respeto por nuestro pueblo. Dar al pueblo lo que es del pueblo y no robar al pueblo lo que le pertenece, aunque el engaño lo pinten con dorados pinceles navideños y los anuncios de
paz y prosperidad estén presenten en cualquier rincón de nuestra isla, todos con la misma ambición pero carente de base social.
Debemos luchar por nosotros, olvidar los organismos internacionales, deshacernos del constante movimiento especulativo de los políticos incorrectos, exigir nuestros derechos, olvidar a los haitianos y empezar el 2016, sin frases que solo están cubiertas de fantasía.
Solo necesitamos desarrollo, y recuperar el dinero corrupto, que vuela en arcas de gentes innobles. Con una sola parte de ese peculio, inyectado nuestro país, podríamos gritar con fuerza y dignidad. FELICES FIESTAS Y PROSPERO AÑO ..porque es así como la seguridad social podrá llegar a diez millones de asegurados, y en un país, donde hay gentes sin cobertura social, mientras se desparrama millones en publicidad innecesaria, no hay ni progreso, ni equidad social.
FELICES FIESTAS para el 2017, pero para el 2016, la felicidad no abunda.
Juan Martínez Luque
