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El papa Francisco y el patriarca Kiril quieren acabar con mil años de enemistad

 El Papa Francisco y el Jefe de la Iglesia Ortodoxa en Rusia
El Papa Francisco y el Jefe de la Iglesia Ortodoxa en Rusia

El papa Francisco comienza el viernes su primer viaje como pontífice a México, hasta el 18 de febrero, al que precederá una escala en La Habana para un encuentro histórico con el patriarca ortodoxo ruso Kiril.

El inesperado encuentro es un nuevo gesto de distensión en conflictos seculares como el que ha separado a católicos de ortodoxos y que ya se prevé que tenga un momento icónico en la entrevista con el patriarca Kiril con la compañía del presidente cubano, Raúl Castro.

La primera reunión en mil años de cisma entre un pontífice romano y un jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa pondrá a prueba la flexibilidad del papa Francisco y del Patriarca Kiril en temas como Ucrania, terrorismo, Siria y la defensa del cristianismo.

El Patriarcado ruso y el Vaticano se pusieron de acuerdo a la hora de emitir simultáneamente el anuncio del encuentro, que tendrá lugar el 12 de febrero en el aeropuerto de La Habana, donde Francisco hará una breve escala de camino a México.

La persecución de los cristianos

La Iglesia Ortodoxa Rusa espera que la histórica reunión en Cuba forje una alianza en la defensa de los cristianos en todo el mundo y ayude a restañar las heridas del centenario cisma entre Occidente y Rusia.

“El tema central de la reunión será la persecución de los cristianos” en Oriente Medio y el norte y centro de África, dijo en rueda de prensa el metropolita Hilarión, jefe del departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia Ortodoxa.

“Esta reunión será la primera de la historia y una importante etapa en las relaciones entre ambas iglesias“, destacó el número dos de la Iglesia Ortodoxa, cuya influencia en el mundo se ha reforzado desde la llegada al poder en 2000 del presidente ruso, Vladímir Putin.

Ambas partes estaban de acuerdo en que el primer encuentro debía tener lugar en territorio neutral, pero Kiril rechazó que fuera en Europa, escenario de numerosos conflictos que motivaron la “trágica escisión” entre los cristianos del este y el oeste en 1054.

“Mejor que no tenga lugar en el contexto europeo, sino donde el cristianismo se desarrolla activamente como en América Latina, donde los católicos están ampliamente representados, pero también hay fieles ortodoxos”, explicó y añadió que “Cuba, la isla de la libertad”, cumple ese papel.

Aunque esta sólo es la primera toma de contacto, el hecho de que haya acuerdo sobre que ambos líderes aborden la situación política internacional y emitan una declaración conjunta ya es un hito en las turbulentas relaciones entre Roma y Moscú.

Católicos y ortodoxos comparten un mismo Dios y el mismo evangelio, pero sólo ahora se han puesto de acuerdo en denunciar al unísono la persecución de las minorías cristianas en Oriente Medio y el norte de África.

La Iglesia Ortodoxa abogó siempre por forjar una alianza con la Católica para defender los valores cristianos y frenar el relativismo moral y las uniones homosexuales, pero la persecución de las minorías cristianas por los yihadistas añadió urgencia al encuentro.
El Papa nunca ha apoyado los bombardeos contra el Estado Islámico, pese a las amenazas vertidas por los yihadistas contra el Vaticano; mientras el Patriarca ruso, Kiril, no ha dudado en calificar los ataques rusos en Siria como “guerra defensiva” y “justa”.

“Los extremistas están cometiendo un auténtico genocidio de la población cristiana, lo que exige medidas urgentes. Hay que dejar a un lado las discrepancias y aunar esfuerzos para salvar a la cristiandad en esas regiones”, señaló Hilarión.

Los ortodoxos culpan a Juan Pablo II de agudizar el cisma al defender a capa y espada a la Iglesia Greco-Católica o Uniata (católicos de rito oriental) en Ucrania, a los que el papa polaco quiso unificar bajo un único patriarcado.

Hilarión destacó que en 1996-1997 se entablaron “intensas negociaciones” para organizar una reunión en Austria entre el entonces patriarca ruso Alexis II y Juan Pablo II, pero éstas no llegaron a buen puerto.

Además del conocido papel de ese pontífice en la caída del comunismo, que le granjeó muchos enemigos en Moscú, y el proselitismo de los misioneros católicos en territorio del Patriarcado ruso, el “principal obstáculo” para dicha reunión han sido siempre los rebeldes uniatas.

Entre las afrentas que aún persisten, Hilarión mencionó la destrucción de las tres diócesis ortodoxas en el oeste de Ucrania, el traslado de su capital de Lvov a Kiev, su insistencia en convertirse en patriarcado, sus misiones de adoctrinamiento en territorio ortodoxo y su apoyo a los cismáticos.

La situación se agravó con “la participación directa” de los sacerdotes uniatas en la revolución que llevó al derrocamiento del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich en 2014, “con eslóganes antirrusos y rusófobos”.
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“Por ello, lamentablemente, el problema de los uniatas sigue latente, y estos son una herida sangrante que impide la completa normalización de las relaciones entre ambas Iglesias”, dijo.

Los uniatas, supeditados a Roma desde su fundación en el Sínodo celebrado en Brest en 1595, se negaron a colaborar con las autoridades soviéticas, lo que les costó la represión y que sus bienes fueran entregados a la Iglesia Ortodoxa.

Los católicos ucranianos, unos seis millones, sólo salieron de las catacumbas en 1989, cuando el último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, aprobó una ley de restitución de sus propiedades.

Las relaciones entre ambas iglesias mejoraron considerablemente con la entronización de Benedicto XVI como Papa, tras lo que Rusia y la Santa Sede establecieron en 2009 relaciones diplomáticas plenas.

Una nueva era
La reunión en La Habana es la culminación de este proceso de acercamiento, aunque Hilarión subrayó que aún no se está “hablando de una posible visita del Papa a Rusia”, algo que esperan los más de 600,000 fieles católicos que viven en este país.

“Esperamos que la reunión abra una nueva página en las relaciones entre ambas iglesias”, insistió el número dos ortodoxo.

El papa Francisco ha recibido en dos ocasiones (2013 y 2015) al presidente ruso, un creyente confeso que fue bautizado a escondidas en tiempos soviéticos.

Francisco tendrá que hilar muy fino, si no quiere irritar a los ortodoxos, que son muy sensibles con cualquier incursión en sus fronteras canónicas, no en vano siempre acusan a los católicos de proselitismo en su territorio histórico.
Cuando el papa Francisco y el patriarca de la Iglesia rusa ortodoxa Kirill se vean cara a cara el viernes, Cuba se habrá anotado una victoria diplomática sin par: haber conseguido ser la sede del primer encuentro en mil años de los líderes de ambas religiones cristianas y de una posible reconciliación simbólica entre Oriente y Occidente.

Kiril llegó a Cuba

El Patriarca ortodoxo ruso Kiril llegó a Cuba este jueves. Fue recibido en el aeropuerto de La Habana por el presidente Raúl Castro, un gesto inusual para la llegada de personalidades pues según el uso local el mandatario sólo acude a las despedidas.

“Los pueblos de Rusia y Cuba están unidos por muchos años de relación de cooperación y de amistad”, dijo Kiril en un breve comentario a periodistas. “Y yo tendré aquí la oportunidad hablando con la gente de transmitir los buenos deseos del pueblo ruso”.

Antes de su encuentro con Francisco, Kiril se reunirá en el Palacio de la Revolución con el presidente cubano Raúl Castro y participará en la ceremonia de una ofrenda floral ante el monumento del prócer independentista cubano José Martí.

Kiril permanecerá en la isla hasta el domingo, día en que oficiara una liturgia en la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, único templo ortodoxo ruso de la isla donde hay unos 15,000 fieles.

Cuba, obispos católicos y el Kremlin saludan el encuentro

El Gobierno de Cuba dijo sentirse “honrado” de acoger la histórica reunión. “Cuba se siente honrada de acoger la reunión de los primados de la Iglesia Católica y de la Iglesia Ortodoxa rusa y brindará todas las facilidades para la realización de este histórico encuentro”, señala un comunicado oficial publicado en la página web de la Cancillería cubana.
Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba afirmó que el encuentro tiene una “gran trascendencia histórica” y es parte de los esfuerzos de Francisco por promover una “cultura del encuentro, el diálogo y la reconciliación”.

“Más allá de la trascendencia histórica, después de siglos de distanciamiento, será un encuentro que va a significar mucho desde el punto de vista del diálogo entre religiones”, afirmó en declaraciones a Efe el portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, José Félix Pérez.

En tanto, el Kremlin saludó el anuncio del primer encuentro entre los jefes de la Iglesia Católica y la Ortodoxa en casi mil años de cisma (1054). “Por supuesto, como todos, esperamos que la reunión transcurra con éxito. Valoramos altamente la predisposición de ambos líderes religiosos a celebrar dicho encuentro”, dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a medios locales.

Peskov considera que la decisión de reunirse en territorio neutral es “una concesión mutua” y puede interpretarse como un paso al encuentro entre Rusia y Occidente.