Por FAUSTO HERRERA CATALINO
Todos estábamos presentes. Nuestras miradas se perdían en el monitor de televisión. Al acabar, decepción y tristeza porque nuestras esperanzas se habían transformado en polvareda inútil que a menudo empaña la realidad.
¿Cómo podemos aceptar la hilera de compromisos y promesas que el Presidente, de forma embaucadora, quiso hacernos comprender a todos, realzando como logros suyos y de su Partido el progreso económico que nos alza como uno de los países primeros en el mundo, en cuanto al porcentaje de crecimiento, cuando en realidad se trata de fracasos, acumulados uno tras otro, que nos posterga a la cola de países con un permanente atraso en cuanto a logros sociales?
¿Cómo comprender que ha habido una evolución rápida en cuanto a las necesidades del pueblo dominicano para afrontar diariamente el precio de la canasta familiar, es decir de los artículos de primera necesidad, que día a día, una familia necesita para su subsistencia?
Así podremos constatar que dicha evolución esta formalizada en la página oficial del Economista Dominicano. En este documento, podemos leer el costo que una familia dominicana necesita para la canasta básica “Un hogar de 4 personas debe producir como mínimo RD$10,407 (RD$2,602 por persona) por mes para poder consumir los bienes y servicios básicos necesarios. Por lo tanto, la línea de pobreza en la República Dominicana debe situarse en RD$9,824 por hogar mientras la línea de pobreza extrema debe ser RD$4,912.”
Hoy, sabemos por medios oficiales que las necesidades básicas para una familia son de alrededor 20 mil pesos. Lo que significa que tenemos que destinar una masa monetaria mayor, o mejor, una parte más importante de nuestros salarios para cubrir esa misma canasta. Es evidente que esto no significaría problema alguno si los salarios hubiesen manifestado el mismo porcentaje de aumento que la canasta familiar. Pero el problema es bien diferente; los salarios apenas se han movido a la alza, mientras que los productos han subido vertiginosamente. Hemos perdido, en 6 años, una gran capacidad de consumo, o sea, nos hemos empobrecido.
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Si tenemos en cuanta, que el 70% de los hogares tienen menos de 22 mil pesos, comprenderemos que todo ese discurso en el que el presidente Medina, intenta provocar alegría y esperanza entre nosotros, solo es, el espejismo de la realidad, aunque los ciudadanos del país, comprenden que la situación se agrava en todos los órdenes.
Ya no se trata únicamente de la inseguridad, o del empleo de poca calidad y mal remunerado, ni del clientelismo, que cada día golpea los organismos más importantes de nuestra sociedad, evitando así un desarrollo justo, porque los jóvenes capacitados del país, si no pertenecen al
PLD no tienen oportunidad de empleo, sin embargo, los tránsfugas incompetentes cobran como “botellas”, sin trabajar.
Ahora, estamos entrampados, mal alimentados y con una carencia total del ahorro, lo que significa que un pueblo sin ahorro no puede cubrir a medio plazo su necesidad para costear viviendas u otras necesidades que precisan una inversión significativa.
No nos engañemos, estamos peor que en diciembre 2010, estamos en una situación complicada con necesidades básicas más difíciles de obtener y con una carencia total de garantía en cuanto a la salud, vivienda, alimentación, seguridad, etc.
Creo que las 12,914 palabras del extenso discurso de campaña solo son eso; palabras. Sin embargo, los hechos no justifican el pregonado exitoso desempeño. Sus argumentos son falsas ilusiones, revestidas de logros inexistentes. 29 de febrero de 2016.