Toda la política peruana gira alrededor de los Fujimori. La hija del autócrata, Keiko, dominó las elecciones de este domingo en Perú. Con un 40% de los votos escrutados, Fujimori obtenía un 39%, frente al 24% de Pedro Pablo Kuczynski, de centroderecha, y al 17% de la izquierdista Verónika Mendoza. De confirmarse ese resultado, será necesaria una segunda vuelta. Y ahí entra en juego el antifujimorismo, tan poderoso como el fujimorismo o más. El rechazo es tan grande que cualquiera de los dos aspirantes a entrar en la segunda vuelta con ella, de derecha o de izquierda, puede ganar el 5 de junio porque concentra todo el voto contra ese apellido que marca la historia del país. Todo apunta a que será Kuczynski quien desafíe a Fujimori.
Los sondeos apuntaban a un empate entre Kuczynski y Mendoza, pero el recuento mostraba una diferencia bastante amplía a favor del primero.
En los últimos días hubo una fuerte campaña del miedo contra Mendoza que podría dar sus frutos en un país en el que la izquierda no levanta cabeza hace 30 años por el peso del terrorismo de Sendero Luminoso.
Aunque Keiko Fujimori es la más votada en primera vuelta, personas de centro derecha votarían a Mendoza y de izquierdas a Kuczynski con tal de que no vuelvan los Fujimori.
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Fujimori, que prefiere que entre Mendoza en segunda vuelta, se mostró eufórica ante los suyos. “El nuevo mapa político demuestra que el Perú quiere la reconciliación, no quiere más peleas”. Kuczynski también estaba exultante a sus 77 años, saltando y moviendo los brazos. Se veía ganador, aunque pidió prudencia. Mendoza no se dio por vencida aunque entre los suyos había muchas dudas. “Hemos demostrado que sí se puede, lo hemos hecho sin medios, sin dinero, de manera austera, con compromiso, con corazón”.
Un recorrido por tres colegios electorales de Lima, uno de clase media-alta, otro de clase media clásica, y uno mucho más popular, mostraba rápidamente cuál es principal motor del voto en Perú: el miedo, el recuerdo de tiempos pasados durísimos. “Mire, no estamos para experimentos. Yo ya los viví todos. Perdí 30 años de mi vida entre terrorismo, narco, guerrillas, dictaduras. Yo adoraba a Fidel Castro de joven pero ya pasó. Hay que cambiar cosas pero dentro de la misma línea”, sentencia Luis, de 72 años, en el distrito de Jesús María, de clase media, donde vive Verónika Mendoza (Frente Amplio). Él va a votar por Kuczynsnki (Peruanos por el Kambio), que tiene 77 años y lo ha sido en política, sobre todo ministro de Economía. Un candidato de centro derecha que garantiza continuidad
Claro que a algunos les inquieta precisamente que sea tan mayor. “Me preocupa PPK por la edad. Estoy entre él y Keiko. Con el chino (Fujimori) estuvimos bien económicamente aunque en otras cosas no tan bien. Verónika me da miedo, es como Humala, apoya mucho al interior pero aquí en Lima nada”, sentencia Antonia, que va a votar con su hija una jubilada en el barrio de Cercado. Ella decidirá en la cola, como muchos peruanos, lo que hace todo mucho más imprevisible. Las ideologías no son tan importantes como la confianza personal, el recuerdo del fujimorismo y el miedo al cambio de un país muy conservador.
Las divisiones sociales se aprecian muy claramente en estos colegios, aunque el voto está muy mezclado precisamente por ese eje Fujimori/antifujimori que contamina todo. En el barrio de San Isidro, el más caro de Lima, donde vive y vota Kuczynski, él domina las urnas sobre todo entre los señores de clase media-alta. “Voy a votar por PPK, nada de las izquierdas esas”, dice Pablo, un señor que va impecable al colegio. Jorge, un joven pelirrojo, explica que su padre fue ministro de Belaunde en los 80 y ahora vota por su heredero, Alfredo Barnechea, con pocas opciones, pero sobre todo confía en que no gane Mendoza. “Promueve un modelo que ya se sabe que fracasó en el mundo”.