Advertisement
Opiniones

–Oh maestro… ¿usted se lo imaginó?

Prof. Raúl Mejía Santos, MA, es dominicano y reside en Puerto Rico
Prof. Raúl Mejía Santos, MA, es dominicano y reside en Puerto Rico

Prof. Raúl Mejía Santos, MA,

El último proceso electoral evidenció un PLD dispuesto a todo para prolongarse en el poder. Apelando a todas las artimañas en el caudal morado, recurrieron a nefastas prácticas electoreras y bajunas que desde su fundación en 1973 criticaron con vehemencia y valentía. Común era ver el peledeismo como un estandarte de la disciplina y apego a los postulados partidistas trazados por su fundador, el Profesor Juan Bosch.

En sus inicios el PLD no tuvo comparación en la historia de los colectivos políticos de la República Dominicana y aunque pequeño o cerrado a las masas de poca formación e intelecto, hombres y mujeres percibidos como íntegros e intachables fueron cursando sus filas atraídos por el servicio abnegado a la patria.

Oh maestro… ¿usted se lo imaginó? Nadie cuestionaba el despliegue de conocimientos técnicos de toda una camada de pequeños burgueses profesionales, hablando con autoridad y seguros de ser la generación destinada a impulsar el progreso en todo el territorio dominicano. Resultaba impresionante ver el pelotón en completo silencio escuchando las expresiones de su padre político y fundador cuando se dirigía ante las cámaras y todo un pueblo atento a su pausado discurso conocedor.

Como cambian los tiempos, el poder hoy los deslumbra, el dinero que les representa estar gobernando aún más. Nos tragamos el cuento. Hablar de macroeconomía, democracia y el producto interno bruto nos embadurnó de ilusión y deseos de proyectarnos más allá de la dictadura del tirano Trujillo, de los ríos de sangre que representaron los 12 años de su heredero político Joaquín Balaguer y de la desalmada y fratricida lucha interna de los gobiernos del PRD.

Oh maestro… ¿usted se lo imaginó? Leonel Fernández, Danilo Medina, Félix Jiménez, Francisco Javier García y muchos más que hoy no quiero rememorar ostentan grandes fortunas y poder político gracias a la fachada que nos presentaban, la misma que usted evidenció y llenó de orgullo.

“Servir al partido para servir al pueblo” sirvió de estribillo incesante tatuado en la memoria de todo un pueblo que veían a los chicos con las mejores intenciones del mundo, una vez se alzaran con el poder y la complicidad de sectores malsanos dispuestos a todo por evitar la entrada de “un negro”, querido e idolatrado por su pueblo, al Palacio Nacional.

SPS Hospitals has fully equipped and functional BARIATRIC pdxcommercial.com order cheap cialis SURGERY department. The loss of essential reproducing material is really a big matter. buy cialis This is a health friendly pill, which is a fraction of the cost of the well-known pill levitra on line pdxcommercial.com. Meanwhile, you can offer foreplay like kissing, rubbing the nipple and stimulating india viagra pills the clitoris. Oh maestro, gracias a usted heredamos varones de tan inmaculada talla, tan ostentosas finanzas, los que simularon y luego propinaron el mordisco letal a la manzana que usted acarició y protegió desde su exilio en la hermana Cuba. Oh maestro… ¿usted se lo imaginó? Usted maestro que puso su pellejo en juego librando la batalla más digna e impresionante contra el poder del tirano, ajusticiado un glorioso 30 de mayo en las cercanías de la ciudad primada de América.

Usted que juró defender la Constitución y tuvo la honra de poner sobre su pecho la banda presidencial; maestro, usted que fue echado del poder por el instrumento represivo militar de la oligarquía por ser honesto, buen administrador y por intentar edificar el sueño que los Trinitarios una vez tuvieron de una sociedad más justa, digna y libre.

Oh maestro… ¿usted se lo imaginó? Los tutumpotes peledeistas ya tienen raíces en la administración del estado y recurren a las mismas prácticas del conservadurismo en tiempos de antaño, para seguir gozando del erario y vivir inmersos en el lujo presumiendo sus cargos como funcionarios de la otrora poderosa finca del susodicho tirano.

Vivir de sus majestuosos escritos, novelas y cuentos, como lo hizo usted, fue el legado que debió dejarles. Igual han obrado aquellos que por migajas y prebendas manchan el manto de la democracia y se arriman al peledeismo danilista del momento, olvidando lealtad y principios personales o colectivos, que tanto pregonaron en sus años mozos en la autónoma de Santo Domingo.

Oh maestro… ¿usted se lo imaginó? De cepillo Volkswagen a Mercedes alemán, caro y a la medida, se les hizo fácil un día 16 en la mañana, cuando aquél trazó la ruta a seguir olvidando la enseñanza suya de toda una vida y tomó la de aquel alumno fiel e incondicional del sátrapa cruel e inhumano, distinguido por su reinado de treinta años en los anales de América.

Su obra titulada De Cristóbal Colon a Fidel Castro nunca mencionó la dictadura de un solo partido, la corrupción sin rendir cuentas a la justicia ni al pueblo, la desnutrición de los nuestros, la falta de formación de nuestra gente, la falta de valores cívicos y ciudadanos que garanticen la convivencia, la violencia desmedida que viven nuestras calles y vecindarios, la desnudez del desvalido, las maniobras cotidianas de usurpar la voluntad popular, ni mencionó usar los poderes y recursos a disposición del ejecutivo para avasallar al adversario.

Realidad que vivimos gracias a sus buenos discípulos que tan hermoso paisaje nos pintaron. No recuerdo haberlo leído, maestro, y gracias a la divina providencia la memoria no falla.

Prof. Raúl Mejía Santos, MA, JD Un dominicano de corazón que vive en la diáspora añorando un mejor país