Al menos tres policías murieron y otros tres resultaron heridos este domingo en un tiroteo en Baton Rouge, Luisiana, según confimaron las autoridades. El atacante, identificado como Gavin Long, originario de Kansas City en Missouri, fue abatido por los agentes.
El agresor es un ciudadano afroestadounidense y exmarine que sirvió un año en Irak, quien justo el día del ataque cumplía 29 años.
Aunque en un principio las autoridades creían que podía haber más atacantes a la fuga, esa hipótesis fue descartada por el superintendente de la policía de Louisiana Mike Edmonson: “No hay un escenario de tiroteo activo en Baton Rouge (…) Creemos, basados en la información que tenemos, que la persona que disparó y mató a nuestros agentes es la persona que fue abatida en la escena”, afirmó en una rueda de prensa conjunta con representantes de la oficina del Sheriff, la alcaldía y la gobernación.
Mientras las autoridades investigan el motivo del ataque, han pedido a los vecinos que se mantengan en el interior de sus casas. “La investigación sigue en desarrollo y se extenderá por toda la noche”, explicó Edmonson quien pidió a la población no acercarse a la “escena del crimen”.
Según relató el superintendente de Louisiana, el tiroteo se produjo poco antes de las 9:00 de la mañana cuando varios agentes se desplazaron al Airline Highway por una llamada que denunciaba que había una persona vestida de negro y armado con un rifle. Entonces, varios efectivos de la policía y de la oficina del Sheriff resultaron heridos por disparos y llevados a hospitales locales.
Tres agentes murieron por las heridas de bala, mientras que otros tres resultaron heridos, uno de ellos de gravedad. Uno de ellos es Montrell Jackson, de 32 años, un oficial afroestadounidense que, de acuerdo con medios locales, pertenecía a la Policía de Baton Rouge desde hace 10 años. Jackson estaba casado y deja un niño de corta edad.
Horas después, un portavoz de la oficina del Sheriff identificó al agente de la oficina del Sheriff fallecido como Brad Garafola. Tenía 45 años de edad y había estado con la oficina del alguacil durante 24 años. La tercera víctima fue identificada como Matthew Gerald.
Hicks también identificó a los agentes heridos como Nicholas Tullier, de 41 años y veterano con 18 años en la fuerza, y Bruce Simmons, de 51 años, quien llevaba 23 años laborando allí.
Hicks dice que Tullier se encuentra en estado crítico, mientras que Simmons tiene lesiones que no ponen en peligro su vida.
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Más temprano, la policía en Baton Rouge informó que utilizó un robot especializado para comprobar si había explosivos cerca del cuerpo del sospechoso que fue abatido a tiros. Sin embargo, el capitán de la policía L’Jean McKneely Jr. le dijo a la agencia AP que no había indicaciones de la existencia de explosivos en el lugar.
“Ataque despiadado e injustificado”
El tiroteo se produjo a menos de una milla de la central de policía de Baton Rouge, donde imágenes de televisión mostraban poco después varias calles cerradas y helicópteros sobrevolando el lugar. Los agentes heridos fueron enviados al hospital Our Lady Of the Lake.
El presidente Barack Obama emitió un comunicado en el que pidió el fin de los ataques a los servidores públicos, ofreció su apoyo a las autoridades locales y aseguró que “se hará justicia”.
“Condeno, en el sentido más fuerte de la palabra, el ataque a los agentes del orden en Baton Rouge. Por segunda vez en dos semanas, agentes que trabajan por nosotros fueron asesinados mientras hacían su labor en un ataque cobarde”, afirmó.
“Aunque no sepamos el motivo de los ataques quiero ser claro: no hay justificación para la violencia contra las fuerzas de seguridad. Ninguna. Estos ataques son obra de cobardes que no hablan por nadie. Los agentes de Baton Rouge, los de Dallas, son nuestros compatriotas , parte de nuestra comunidad, parte de nuestro país, con gente que los amaba y los necesitaba, y que nos necesitan ahora”, agregó.
Más tarde, en una comparecencia en la Casa Blanca, advirtió de la “retórica inflamatoria” cuando los partidos demócrata y republicano se preparan para celebrar sus convenciones: “Todos debemos templar las palabras y abrir los corazones”.
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Por su parte, el gobernador de Louisiana, John Bel Edwards, insistió en que se hará justicia: “Es un ataque despiadado e injustificado a todos nosotros en un momento en el que necesitamos unidad y curación. Tengan por seguro que cada recurso disponible en el Estado de Louisiana será empleado para asegurarnos de que los atacantes sean llevados ante la Justicia”.
El tiroteo se produce solo una semana después de que un francotirador dejó a cinco oficiales de policía muertos y siete heridos en Dallas. Ese mismo día, las autoridades reportaron que agentes del orden habían sido agredidos en Tennessee, Georgia y Missouri.
Precisamente, Baton Rouge ha sido escenario de fuertes protestas en las últimas semanas por las muertes de los ciudadanos afroestadounidenses Alton Sterling, en Louisiana, y Philando Castile, en Minnesota, por parte de la policía.