La apariencia de unidad que el Partido Republicano intentó dar en su convención de Cleveland hace dos semanas, cuando coronó a Donald Trump como candidato, se ha ido resquebrajando conforme han pasado los días. Notables republicanos (como la presidenta de la multinacional Hewlett Packard o un congresista de Nueva York) han anunciado que votarán a la demócrata Hillary Clinton y Trump ha agravado su desencuentro con referentes conservadores, Paul Ryan y John McCain, al negarles el apoyo en las elecciones de sus respectivos estados. Incluso el número dos de Trump, el candidato a vicepresidente, Mike Pence, se desmarcó del empresario y apoyó a Ryan. A tres meses de las elecciones presidenciales, el candidato más inesperado e indomable está poniendo a prueba las costuras del partido.
El deterioro de la relación entre Donald Trump y el Partido Republicano es cada vez más patente según una serie de reportes este miércoles que se conocen tras una semana desastrosa para el candidato.
El presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, que hasta ahora había sido uno de los respaldos más sólidos de Trump está “furioso” con el comportamiento de éste, según informan varios medios.
Al mismo tiempo CNN y CNBC informan que el jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, está frustrado con el candidato por sus constantes salidas del guion.
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“Me gusta Paul, necesitamos un liderazgo fuerte en este país, es sólo que no estoy en ese punto todavía”, declaró el magnate.
Con McCain en cambio la distancia pública es mucho más amplia y ambos han difundido diversas críticas en los últimos meses.
Ryan y McCain dieron su apoyo a Trump, un movimiento político necesario para la unidad del partido republicano, pero que ambos se demoraron en tomar la decisión y no lo hicieron con entusiasmo. Ahora Trump parece estar devolviendo la mano.
Este miércoles el compañero de fórmula de Trump, Mike Pence, le dio un fuerte apoyo a Ryan, dejando a la vista sus diferencias de opinión con el millonario.