SANTO DOMINGO. El expresidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Jorge Subero Isa, pasó balance al funcionamiento del sistema de justicia dominicana, y fijó posiciones en aspectos relevantes del sector.
—¿Cómo usted evalúa la Justicia en los actuales momentos?
No comparto la opinión de algunos sectores que consideran que la justicia en la actualidad está atravesando por una crisis. Creo que realmente existe un problema de credibilidad y confianza derivado de la conducta de algunos jueces que ha sido divulgada a través de los medios de comunicación. Es una constante que en cualquier conglomerado humano el comportamiento de uno o varios de sus integrantes produce un efecto contaminante en todo ese conglomerado. El Poder Judicial no es una excepción.
—¿Usted cree que la Cumbre Judicial ayudará el sistema de justicia, blanco de críticas por las actuaciones indecorosas de algunos de sus miembros?
La Cumbre Judicial es un espacio idóneo para recoger las inquietudes de los jueces y de los diferentes sectores de la sociedad, no solo en cuanto al rol del Poder Judicial, sino de todo el sistema de administración de justicia. El buen desempeño de la administración de justicia no depende tan solo de los jueces, depende también de los demás actores que interactúan en el sistema, entre ellos, juegan un papel importante el Ministerio Público, defensores públicos y los propios abogados litigantes. Lo importante de esa cumbre es que se recojan los insumos para ser procesados y dar respuestas.
—¿Cuáles son sus expectativas en torno a la conformación de las Altas Cortes? ¿Deben cambiarse todos sus integrantes o preservar algunos calificados como valiosos?
Las Altas Cortes serán conformadas en la medida y en la dimensión en que los intereses políticos de los partidos así lo determinen, pues ellos son los motores que impulsan su conformación. Sin embargo, por su heterogeneidad en su composición y la naturaleza propia de sus funciones -Tribunal Constitucional, SCJ y Tribunal Superior Electoral- la influencia partidarista será mayor o menor dependiendo del órgano de que se trate. Creo que la credibilidad y confianza en el sector justicia no depende de la permanencia o no de los integrantes de las Altas Cortes.
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—Debido a que el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) está conformado mayormente por políticos, se podría confiar en que las designaciones de los jueces se harán solo por capacidad y no por relaciones.
Las decisiones que el CNM adopte estarán determinadas por la voluntad y decisión del Presidente de la República de introducir los cambios que él considere de lugar, las cuales no solamente estarán sesgadas por los intereses de los partidos políticos, sino también por las pugnas internas entre ellos. Por eso es importante empoderar al Presidente de la importancia de que en las Altas Cortes sus integrantes estén dotados de la debida independencia, capacidad y condiciones éticas. Mi posición con respecto a la integración de las Altas Cortes no ha sido objetar la presencia en ella de políticos, sino de personas que en el momento de la toma de decisiones lo hagan alejadas de los intereses de quienes lo impulsaron o lo elevaron a la posición.
—Con relación a la Junta Central Electoral (JCE), cómo usted visualiza el proceso de designación.
A pesar de que la JCE no forma parte de las Altas Cortes y su designación no corresponde al CNM, sino al Senado de la República, no hay dudas de que en su integración estarán presentes los mismos intereses políticos que motivarán la integración de las Altas Cortes. Sin embargo, es preciso abogar para que en esta ocasión tanto el Senado de la República como el Consejo Nacional de la Magistratura abran un espacio de concertación entre todos los sectores de la sociedad, igual como se hizo en el año 1997. Los órganos que resulten de sus deliberaciones y decisiones deben no solamente ser la consecuencia de la sumisión a la legalidad, sino de la legitimidad que se derive de la participación y audición de los diferentes sectores.
—Tomando en cuenta los reclamos de la sociedad, de que se nombren personas sin vínculos políticos, estaría usted dispuesto a sacrificarse y aceptar una posición, como es el caso de la presidencia de la JCE, o cualquier otro.
En el año 1994, cuando el Senado de la República me escogió como suplente del presidente de la Junta Central Electoral, doctor César Estrella Sadhalá, todos los partidos políticos y movimientos de la sociedad civil no objetaron mi designación. Tampoco en el año 1997, al ser escogido presidente de la Suprema Corte de Justicia, mi persona fue objeto de cuestionamientos. Para aceptar esa posición puse tres condiciones: que fuera escogido presidente de ese tribunal, que me garantizaran mi independencia y que ningún sector de la sociedad, incluyendo las fuerzas políticas, se opusiera a mi designación. ¡Tal vez, si esas mismas condiciones se volviesen a repetir, lo pensaría!
Este trabajo fue hecho por el periódico Diario Libre