El incendio desatado por Donald Trump a su paso por México cobró su primera víctima, una semana después de haber arrasado dejando un rastro de indignación y críticas al Gobierno mexicano. Luis Videgaray, uno de los hombres más cercanos al presidente Enrique Peña Nieto y uno de los cerebros de su mandato, presentó su dimisión como secretario de Hacienda y Crédito Público.
El presidente mexicano anunció esta mañana que José Antonio Meade sustituirá a Videgaray, que deja el gabinete y no tendrá otra cartera. Meade es un experimentado político que ha ocupado cinco secretarías de Estado en dos sexenios diferentes.
Videgaray ha sido señalado como el artífice de la polémica reunión de Peña Nieto con Donald Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca que ha insultado a los mexicanos desde el arranque de su campaña. El encuentro de hace una semana en la residencia oficial de Los Pinos provocó una unánime cascada de críticas de la oposición, los analistas y los mexicanos de a pie. La invitación también provocó una seria crisis en el gabinete. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación y Claudia Ruiz Massieu, ministra de Relaciones Exteriores, intentaron que el presidente cambiara de opinión y cancelara la entrevista con Trump, pero Peña Nieto mantuvo la decisión de uno de sus consejeros claves. Algunas versiones señalan, incluso, que Videgaray recibió a Trump en el hangar presidencial el miércoles 31 de agosto y lo acompañó en el helicóptero en el vuelo rumbo a Los Pinos.
El 1 de septiembre, Videgaray defendió la invitación a Trump en un debate en la televisión mexicana. “Son millones de empleos, industrias completas y la vida de mucha gente que depende de cual sea la relación con el próximo gobierno de Estados Unidos”, dijo el entonces secretario justificando la controvertida decisión y abriendo la puerta a una victoria republicana a pesar de que las encuestas muestran lo contrario. Videgaray, que estuvo presente en el encuentro, dijo que Peña Nieto trató de explicar al aspirante republicano los beneficios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que el magnate ha prometido revisar de llegar a la presidencia.
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Videgaray estuvo por cumplir cuatro años al frente de las finanzas mexicanas. Las cifras que entrega son agridulces. Es responsable de dos reformas de gran envergadura, la financiera y hacendaria. Estas facilitaron el acceso a los créditos y redujeron la dependencia de la economía mexicana de los ingresos petroleros, que en 2012 representaban el 8.9% del PIB y que este año podrían ser menores al 4%. También instrumentó la ampliación de la base tributaria, que permitió al Estado pasar de recaudar impuestos que representaron el 9,7% del PIB en 2012 a 13% en 2015.
A la dimisión de Videgaray se sumaron las renuncias de sus hombres más cercanos. Aristóteles Núñez dejó el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y Fernando Aportela también abandonó la subsecretaría de Hacienda. Otro pilar dentro de este ministerio, el área de Ingresos, permanece todavía en manos de Miguel Messmacher. Hacienda está afinando los últimos detalles de los presupuestos para 2017.
Videgaray hereda a Meade el problema del endeudamiento. En agosto, Standard & Poor’s alertó sobre el tema. En poco más de una década la deuda ha pasado del 28% del PIB al 45%. La agencia cambió de estable a negativa la perspectiva del país y anunció que podría bajar la calificación de la nación en los próximos 24 meses. Peña Nieto ha encargado a su nuevo titular de Hacienda “contener la deuda del sector público” haciendo un ajuste al gasto corriente. “El Gobierno federal se va a apretar el cinturón para que no tengan que hacerlo las familias mexicanas ni el sector privado”, dijo el mandatario. Meade ya fue encargado de esta secretaría en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012). Hasta la mañana de ayer, el doctor en Economía de la Universidad de Yale era el secretario de Desarrollo Social de Peña Nieto. También ha ocupado las carteras de Energía y Relaciones Exteriores.
En tiempos de crisis, Peña Nieto sacrificó a uno de sus hombres más cercanos. Pero no perdió el cobijo de su grupo más cercano, que lo acompaña desde que era gobernador en Toluca, la capital del Estado de México. El presidente nombró a Luis Enrique Miranda, su mejor amigo, como secretario de Desarrollo Social en lugar de Meade. De esta forma, Miranda deja la política que hacía en las sombras de la subsecretaría de Gobernación para ocupar uno de los puestos del gabinete que más visibilidad da porque se encarga del combate a la pobreza.