Desde el acuerdo nuclear de Irán hasta el acuerdo de París sobre cambio climático, pasando por el Obamacare y más recientemente la prohibición de la explotación de hidrocarburos en aguas del Ártico y el Atlántico:
Barack Obama no está solo haciendo pequeños ajustes en la transición sino que -de manera decidida- quiere dejar firmadas políticas de largo alcance.
“Despedazar un acuerdo que está funcionando para evitar que Irán obtenga un arma nuclear, es algo difícil de explicar”, dijo Obama en noviembre en su primera conferencia de prensa desde la victoria electoral de Donald Trump. “Se hace más difícil deshacer algo que está funcionando”, agregó el mandatario. Y es quizá bajo esa mirada que él y su equipo andan en una carrera contrarreloj por proteger lo que se pueda antes de que el 20 de enero finalmente Trump asuma el poder. Aquí algunas de sus medidas:
Eliminar registro de inmigrantes
Este jueves Obama desmanteló un programa creado bajo el gobierno de George W. Bush tras los ataques del 11 de septiembre de 2001: el Sistema Nacional de Seguridad para el Registro de Entrada y Salida (NSEERS por sus siglas en inglés) cuya función era registrar a los inmigrantes originarios de 24 países de mayoría musulmana, además de Corea del Norte, por considerarlos de “alto riesgo”.
Aunque el programa NSEERS no estaba operativo desde 2011, la medida de Obama evita que el mecanismo sea revivido por Trump, quien ha manifestado en repetidas ocasiones que quiere llevar un registro de musulmanes. Esta idea es impulsada por Kris Kobach, secretario de Estado de Kansas y consejero de Trump en materia de inmigración. Kobach ayudó a diseñar el NSEERS durante la administración Bush, programa que incluía la toma de huellas dactilares, entrevistas y un registro cada cierto tiempo.
Prohibir la explotación de hidrocarburos
Obama también decretó la “prohibición permanente” de actividades petroleras y gasíferas en aguas del Ártico y frente a la costa atlántica del país, con la intención de detener la perforación de pozos submarinos en el 98% de las aguas del Ártico en manos federales, es decir, unos 115 millones de acres donde coexisten especies amenazadas como el oso polar y la ballena de Groenlandia.
La medida bloquea también la explotación de pozos en el Océano Atlántico en torno a una serie de cañones coralinos que se extienden a lo largo de 3.8 millones de acres desde Norfolk, Virginia, hasta la frontera con Canadá más al norte.
“Estas (medidas) reflejan los estudios científicos que incluso con los más altos estándares que ambos países han puesto en práctica, muestran que los riesgos de derrame de crudo en esta región son significativos y nuestra habilidad de limpiarlos bajo condiciones climáticas adversas son limitadas”, dijo el presidente al firmar el decreto.
La iniciativa, como le contó el ambientalista Tom Steyer a Univision en esta entrevista, estaba siendo empujada por activistas frente a la administración de Obama. “Ese proyecto no tiene sentido ya que una caída en los precios del petróleo ha reducido la rentabilidad de la producción de arenas petrolíferas”, dijo entonces Steyer.
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Un año más de Obamacare
Un número récord de más de 100,000 personas se inscribieron para la cobertura de Obamacare el 9 de noviembre, el día después de las elecciones. En esta fase de inscripciones, que terminará el 31 de enero, unos 11 días después de que Obama deje su cargo, su administración quiere dejar cubiertas a 13.8 millones de personas, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Trump ha suavizado en algunos puntos su retórica contra la Ley de Cuidado de la Salud o Affordable Care Act (ACA) desde su victoria: está de acuerdo con que haya una prohibición a que las aseguradoras nieguen cobertura a personas con alguna condición médica y con la posibilidad de que los padres aseguren con su póliza a sus hijos hasta los 26 años. Lo que esperan los demócratas es que un aumento en los registros, que dejará cubiertas a las personas por un año más, haga más difícil que los republicanos voten para derogarla.
Lo que sí es previsible es que en los 11 días que quedará el periodo de inscripción abierto con Trump ya como presidente, su administración no haga ningún empuje o promoción para atraer más beneficiarios.
Desalojar Guantánamo
Aunque el Congreso ha logrado bloquear los intentos de Obama de cerrar la prisión naval de la Bahía de Guantánamo o de trasladar a los detenidos a suelo estadounidense, el presidente saliente ha optado por encontrar países dispuestos a albergar a los acusados de terrorismo.
Un funcionario del Congreso le dijo a CNN que esta semana se conoció la intención de la Casa Blanca de transferir a otros detenidos antes de que Obama abandone su cargo. De los 59 prisioneros que permanecen en Guantánamo, 22 son actualmente elegibles para ser transferidos, según el Pentágono. La apuesta del gobierno es que mientras menos prisioneros permanezcan allí, más costosa será la operación de la prisión y el Congreso terminará votando por cerrarla.
Sin embargo Trump ha prometido reanudar el envío de terroristas a esta prisión en Cuba, lo que genera dudas sobre un cierre de la instalación en el corto plazo.
Conceder indultos
Al ser esta una de de las herramientas unilaterales más poderosas del presidente, Obama también ha dedicado las últimas semanas a reducir o perdonar penas de individuos en prisión a una escala que superó a sus predecesores George W. Bush y Bill Clinton.
El lunes pasado Obama emitió 231 actos totales de clemencia a favor de reos, un récord estadounidense para un solo día. Esto suma un total de 1,324 indultos, un número también histórico que hace parte del compromiso del actual presidente con la reforma de la justicia penal, estancada en el Congreso en la discusión de medidas para reducir las penas mínimas obligatorias por delitos de drogas.
Y aunque Trump no puede revertir esos indultos, lo que sí ha mostrado es que no tiene intenciones de continuar ese esfuerzo, al menos en lo que refiere a las minorías presas en cárceles del país. En cambio Newt Gingrich, su actual asesor y antiguo vocero de la Cámara de Representantes ha dicho que el perdón presidencial puede usarse para indultar consejeros que Trump quiera en su equipo de gobierno, si es que estos tienen algún conflicto de interés en su administración. “Es un poder totalmente abierto, simplemente podría decir: mira, quiero que sean mis consejeros, perdonarlos si alguien se da cuenta de que se han comportado en contra de las reglas. Punto. Técnicamente, bajo la Constitución, él tiene ese nivel de autoridad”, aseguró Gingrich.