Por Nelson Encarnación
Donald Trump llegó a la presidencia de los Estados Unidos en el momento equivocado. Sus ideas en todos los órdenes empalmarían perfectamente con el pensamiento de los más atrasados gobernantes de la historia estadounidense, pero no encajan en el siglo 21.
El señor Trump ha demostrado en estos escasos cinco días de su Gobierno una visión totalmente decimonónica en las relaciones de interdependencia que pautan el ejercicio del poder en el mundo de hoy.
Las primeras medidas del nuevo inquilino de la Casa Blanca no podían dibujar una perspectiva más sombría para el resto del mundo.
Está aislando a Estados Unidos en un momento en que la norma es la apertura, la integración y la creación de bloques regionales o globales para luchar por intereses comunes.
No quiere a su país en el TPP, el más grande bloque comercial del planeta; piensa denunciar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá; amenaza con excluirse de la Organización Mundial de Comercio, lo cual le dejaría al margen de las normas internacionales de comercio.
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O sea, como decimos los dominicanos, “un chivo sin ley”. Pero eso no es todo. También sacaría en cualquier momento a EE.UU de la alianza militar atlántica, tal vez la menos dañina de sus delineadas políticas hasta el momento.
Una de las medidas más odiosas de la recién nacida administración Trump tiene que ver con América Latina. Aunque parezca simbólico, la eliminación de la versión en español de la web de la Casa Blanca, sin tomar en cuenta que el castellano es la lengua predominante en el continente donde se encuentra su país, manda un mal mensaje a la región.
Aunque su vocero Spicer ha tratado de explicar que la salida de la página es por construcción, lo cierto es que se le notaba la mentira en el rostro cuando argumentaba.
La realidad de todo lo que ha enseñado en tan pocos días es que Trump quiere un país solo para los estadounidenses. El quizás olvide que ni la propia “Doctrina Monroe” tuvo éxito en su momento, mucho menos una versión trasnochada como la que quiere implementar el presidente estadounidense.
Veremos hasta dónde llega Trump con su actitud aislacionista, pero sospecho que no será muy lejos. Pronto entenderá que el mundo cambió hace rato.