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Por: Leonardo Placeres
New York.- En la República Dominicana a partir del año 1996 el descalabro moral y ético ha sido total. Todas las instituciones y esfera del gobierno están siendo degradadas a niveles nunca antes conocido por el pueblo dominicano. La nación dominicana a través de la historia ha vivido momento que han hecho peligrar su existencia: invasiones foráneas, dictaduras diversas, una de ellas con una duración de más de treinta años; oligarquías y burguesía nacional que son socios en la expoliación de robo de nuestros recursos o de nuestras riquezas, entre otros males.
Sin embargo, nunca antes la nación dominicana había tenido que enfrentar un peligro y una agresión tan bestial como la que enfrentan ahora. En este momento el país es víctima del robo de ciento de miles de millones de pesos para el beneficio de los militantes y dirigentes del PLD, el establecimiento de más de treinta mil puntos de distribución de drogas narcóticas con el fin de dañar la parte más sana de nuestra nación: nuestra juventud.
Por otro lado, la liberación de los juegos de azar y su posterior desarrollo ha permitido el establecimiento de más de 50 mil puntos de bancas de apuesta en los campos y las principales ciudades de la República Dominicana todo esto como parte de una clara estrategia de control y dominio por parte de la dirección del PLD.
En simetría inversa de los hombres notables e ilustres que forjaron nuestra sociedad: Duarte, Mella, Sánchez, Luperón, Gaspar Polanco, entre otros; las acciones de los principales dirigentes del PLD son innombrables, infames, minúsculas, anónimas y miserables. Para muchos de los dirigentes del PLD su celebridad es debido a la fuerza de una criminalidad excepcional que se puede considerar como bestial, monstruosa e inhumana, ya que carece de toda dominicanidad y amor hacia nuestra patria. Para todos los dominicanos que amamos nuestra patria, estas vidas anormales no pueden tener otro eco que el de una absoluta condena.
Si bien en la actualidad los dominicanos vivimos en un mundo donde la ciencia ha sustituido a todo autoridad divina, el cuerpo al alma y la desviación al mal; la perversión sigue siendo quiérase o no sinónimo de perversidad. Es por ello que cualquier forma que utilizan los principales dirigentes del PLD siempre se va a relaciona, como en el pasado, a través de nueva metamorfosis, como una especie de negación de nuestras libertades, aniquilación de lo mejor de nuestra sociedad, odio y destrucción de nuestros recursos por una ambición nunca antes conocida para nosotros y que tiene como único fin acumular riqueza de cualquier manera, dominio, crueldad y goce.
Sin temor a equivocarnos, al comité político del PLD se le podría atribuir los famosos siete pecados capitales definidos por el catolicismo que son en realidad vicios, excesos y en conclusión la expresión de la desmesura y el goce del mal que caracteriza a este partido. Se llaman capitales porque de ellos se derivan los demás y a cada uno se atribuye una figura del diablo. Avaricia (Mammon), ira (Satanás), envidia (Leviatán), gula (Belcebú), lujuria (Asmodeo), soberbia (Lucifer), y pereza (Belfegor).
Nos corresponde a todos y todas a expulsar de una sola vez y para siempre a esta secta satánica de la dirección del estado dominicano.
Leonardo Placeres es político, comerciante y activista social residente en los Estados Unidos