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Por: Paulino Antonio Reynoso (Toño)
En medio de este muladar en que se desenvuelve el quehacer politico-social y empresarial en la República Dominicana, es difícil hablar de esperanza.
Sin embargo, decía Martin Luther King que “si ayudo a una persona a tener esperanza, no habré vivido en vano’.
De eso se trata. A pesar de los signos de esperanza, la contundencia de los hechos negativos contribuye para que muchas personas persistan en la desesperación y en la incertidumbre.
Pero, eh aquí la Buena Nueva!
El ambiente político en la República Dominicana está como cuando llega la lluvia en el momento justo en que la esperábamos para la siembra.
En los casi 17 años de régimen peledeísta, hemos tenido que soportar todo tipo de burlas, perversidades, mezquindades, hipocresías y desmanes. Los demás sectores de la clase dominante han sido cómplices y co-artífices de los hechos.
Los penosos y tímidos pronunciamientos de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS) y del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) ilustran todo lo que digo.
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Los casi 5 años de gobierno danilista han estado salpicados de todo tipo de escándalos de corrupción. Es evidente la ineptitud y la ignorancia que ha demostrado frente a la responsabilidad que tiene en sus hombres desde el momento que, auspiciado por un ostensible fraude, ganara las elecciones en mayo del 2012.
Un déficit fiscal de más de RD$187 mil millones de pesos en el 2012 y la imposibilidad de someter a los tribunales al archicorrupto Leonel Fernández, abre las puertas al gobierno de Danilo Medina para convertirse en un propiciador de la corrupción y de la impunidad y en una verguenza para los que aspiramos y soñamos hacer presente el espíritu de Duarte en nuestra Patria.
Este es un gobierno sustentado en el caos y basado en el clientelismo y el lambonismo. Los constantes escándalos en la OISOE; en CORDE; en el CEA; en Agricultura; en Bienes Nacionales; en los consulados y embajadas; el hiperescándalo de la ODEBRECHT; el fracaso rotundo en la lucha contra la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado; la ineptitud para controlar la frontera con Haití; los tollos en el desayuno escolar; los pocos advances en educación y en salud pública; un gobierno inepto para cobrar los impuestos establecidos por ley, y que ha ahogado a la población con préstamos irracionales y sin control y, en fin, este es un gobierno donde hay funcionarios que cobran casi RD$2 millones de pesos mensual por hacer nada y todo sigue como si nada pasara.
¿Es ese el presidente que representa y preside ese gobierno al que la FINJUS, el CONEP y otros sectores entreguistas y antipatrióticos quieren proteger de una eventual interpelación?
Hay sectores que, amparados en una supuesta paz social y bajo el pretexto de evitar un supuesto caos, se oponen a que el presidente sea interpelado, enjuiciado y eventualmente destituido. Y eso no puede ser.
Las evidencias de que el presidente está vinculado o, al menos informado de las sobrevaluaciones y los sobornos de los ejecutivos de ODEBRECHT, son claras e indiscutibles. No tiene escapatorias.
Llegó el momento de que, los que soñamos con una Patria libre de corrupción y de impunidad y con una justa distribución de los bienes materiales y espirituales, seamos protagonistas del diseño de propuestas y ejecutorias que conviertan a la República Dominicana en tierra de amor, de paz y de esperanza.
El autor es politico y escritor dominicano.