Por Olga Capellán
La prostitución es el oficio más antiguo del mundo, aunque vivimos ya en los tiempos modernos y el término mismo ha sido refundado con la finalidad de revalorizar el ejercicio como tal, tomando en cuenta que fueron muchas las mujeres famosas que se ligaron a esta práctica, desde el tiempo de los emperadores hasta la fecha, y por generaciones la tolerancia y aceptación en diversas naciones, donde cada una ve la situación de manera diferente.
En nuestra investigación dijimos anteriormente que los prostíbulos y casas de citas eran identificados por contener un ramo de flores en la puerta de entrada, de ahí que a sus inquilinas fuesen llamadas rameras, nombre insignificante para calificar a una prostituta de bajo calibre, pero ya hoy son llamadas “trabajadoras sexuales”.
La prostitución en la República Dominicana es un tema tabú, a pesar de su existencia y crecimiento de forma galopante, es por ello que nos abocamos hacer una profunda investigación sobre el tema, y solo lo hemos delimitado a aconteceres exclusivamente de República dominicana, país que apenas posee 10 millones de habitantes, sin embargo es ampliamente conocido a nivel internacional, donde se dice que: su principal producto de exportación es la prostitución.
Pasado algunos años, diversos medios de prensa alemanes destacaron su preocupación por el auge turístico de este país caribeño frecuentado por sus ciudadanos, donde según ellos se ejercen “el turismo sexual, y por ende la pedofilia”, y lo dieron a conocer en forma de alerta, para despertar el interés de las autoridades, a un modo de observancia.
A pesar de haber transcurrido los años la situación ha ido de mal en peor, y además nos encontramos con la falta de oportunidad, educación y control de quienes deberían actuar con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, mostrando muy poco interés en el propio tema.
La prostitución en República Dominicana es una evidente situación que deja sin respuesta a un grupo de detonantes preguntas, tomando en cuenta varios factores, que en los últimos años han marcado un antes y un después.
El auge turístico en el país, sin dudas algunas ha permitido que muchos pederastas hayan fijado su vista en esta media isla, pues escapando de los fuertes controles en sus respectivos países de orígenes y aprovechando la falta de leyes o lo permisiva que son las existentes.
El turismo sexual en República Dominicana se ha convertido en una realidad, siendo Boca Chica Puerto Plata, La Romana y otros polos turísticos del país donde se ha proliferado de manera galopante, mientras que las autoridades competentes, el único interés mostrado ha sido la entrada de divisas por este capítulo sin tomar en cuenta las consecuencias y el daño social y moral que estos han causados.
Desde décadas anteriores: la República dominicana no apuesta por un turismo de calidad, sino cuantitativo, sin importar las consecuencias social negativa que ha traído a la población, inflación del modo vivendi poblacional, deterioro social, y otras situaciones que van en desventaja del propio país, pero en tal sentido es un problema económico por el cual entra al fisco nacional gran parte de las divisas del país, por lo cual el turismo se ha ganado el buen nombre de la industria sin chimenea, como suelen llamarle.
La prostitución en la República Dominicana siempre ha existido
Pasado unos días cuando nos abocamos a tratar la investigación sobre la prostitución como oficio más antiguo del mundo, destacamos las figuras más conocidas del gaje, así como el nivel de tolerancia y aceptación en diversas naciones, el cual en muchas de ellas está prohibida, sin embargo es tolerada tras las cortinas.
En esta ocasión continuamos con el tema, pero centrado en la República Dominicana y sus reconocidos burdeles, el cual nadie puede ignorar la existencia de ellos, muchos de los cuales han desaparecido con el correr del tiempo.
En Republica Dominicana las mujeres de vida alegre como solían llamarles, debían estar registradas en la Secretaría de Estado de Salud Pública, por disposición del gobierno dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina, con este registro se buscaba preservar la integridad familiar, es decir: la salud de los parroquianos y su entorno familiar; para así evitar la propagación de las enfermedades contagiosas que abundan en el mundo de la prostitución.
A estas mujeres Salud Pública las proveías de una Cartilla Registro de Control Sanitario, de ahí es de dónde se desprende el adagio popular de: “Cueros con Cartillas” que aunque se trata de un término despectivo, pero formó parte de la realidad dominicana, ya que aquellas mujeres que no poseyeran esa identidad sanitaria, no podía ejercer el oficio.
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Las enfermedades venéreas (de transmisión sexual) más frecuentes dentro del ejercicio de la prostitución se encuentran: Infecciones por Clamidias, VHI-SIDA, Herpes Genitales, Gonorrea, Tricomoniasis, Sífilis, Virus del Papiloma Humano, (VHI) Hepatitis B, Candidiasis, Chancro Blando o Chancroide, Ladillas y otras enfermedades de tipo infecciosas.
En el curso de nuestra investigación hemos encontrado que en la ciudades o Polos Turísticos son donde existe el nivel más bajo de prostíbulos, no así la prostitución, ya que las trabajadoras sexuales en mayoría lo hacen por cuenta propia, y con ello evitando el pago de peajes a los “COYOTES” de la trata de blanca.
Prostitución desde la época trujillista
En la era trujillista, se avizoraron zonas de tolerancias, siendo las más conocidas: el área de Borojol, Villa Francisca, Km. 9 de la Duarte y su periferia, la antigua avenida José Trujillo Valdez, hoy avenida duarte, Villa Juana, donde operaba Herminia, para luego expandirse hasta la Avenida Máximo Gómez.
En 1951 la legislación tocó algunos aspectos del ejercicio y en 1958 la actividad fue prohibida, no obstante estos negocios continuaron sus actividades, es de ahí que la mayoría comenzaron a operar bajo el nombre de Night Clubes.
Aunque la prostitución había sido permitida en todo el país, pero bajo control sanitario para evitar la propagación de las enfermedades de transmisión sexual, situación cambiante con el correr de los años; la proliferación y su expansión con el surgimiento de nuevos prostíbulos que vinieron a fortalecer los ya existentes, y a sustituír muchos que desaparecieron.
Se dice que Herminia llegó a ser una mujer muy poderosa en el mundo de los negocios, tenía también un local que operaba en la Pedro Livio Cedeño con Marcos Adón, con el nombre de Night Club Ville Ville, y se codeaba con políticos, empresarios y ejercía influencia además en el Cuerpo Policial y sus burdeles eran frecuentados por políticos de la derecha y se dice que colaboraba con algunos de izquierda, funcionarios gubernamentales, y del mundo diplomático, etc. etc.
En República Dominicana siempre existieron prostíbulos de diversas categorías
De igual manera existieron un sin número de lupanares disfrazados de Centros de Diversiones, como Night Clubes y otros.
Entre los Night Clubes más conocidos en Santo Domingo lo fue el Le Petit Cheteau, ubicado en el Malecón, próximo al Km. 12 de Haina, en donde presentaban show al desnudo.
El Molino Rojo, ubicado en la Calle María de Toledo, y en su mayoría en la ciudad de Santo Domingo y en otras ciudades del país. Uno de los más alegóricos lo fue el Toldo de la Calle Barahona esquina Duarte.
Así mismo Meneíto y Fadé, burdeles de hombres, Night Club Herminia, en la Evaristo Mejía Esquina Máximo Gómez, Nancy, en Villa Agricola, Polín María Montéz, El Caché en la Pedro Livio Cedeño con Moca, El Conejo Negro, en la Marcos Adón, Blanquiní, Le Caché, El Clavo, El Almendro, en la Pedro Livio Cedeño, Benítez, Mella con Meriño, María Coca Cola, en Los Mina, de esta última se decía ser además una delatora de los jóvenes revolucionarios en la época de los 12 años de la era balaguerista, entre otros, todos de la ciudad capital.
No se podrá omitir a Tony Cambumbo, que aunque no era un burdel, pero allí terminaban todos los que andaban de juergas por las noches, incluyendo a grandes hombres de la música y el arte.
Pero los pueblos no se quedaron atrás, es por ello que podemos mencionar a Cap Verde, en San Francisco de Macorís, y en Santiago de los Caballeros, tenemos a Casa Blanca, El Baturro, Zoila, Casa King en Licey Al Medio, como casa de citas que cobrabra 200 y 800 por horas para la trabajadora sexual y 1.500 a 2.000 por la noche, é Ilusión en la carretera Santiago-Lecey.
En La Vega, los más conocidos era Morillito, en la comunidad de Guaco y Fefa Calampín, en la calle Concepción Tavéras, esta última murió carbonizada en un fuego que le consumió su casa.
En La Romana, El Copacabana, allí se pagaba en dólares por la influencia turística, doscientos por amanecida y además una paga especial para los Sanky Panky, mientras que en Samaná encontramos al El Pica Pica, aquí las trabajadoras sexuales son residentes internas.
De igual manera en Puerto Plata, en Charamico, Casa Pinana, en Sosúa a las 2 de la mañana las calles parecen un panorama de la Duarte con París.
Hay que destacar que en las ciudades polos turísticos son escasos la existencias de burdeles, ya que la prostitución se ejerce por contacto directo con los parroquianos, sin tener la necesitad de pagarles a los proxenetas.
Concluimos diciendo, para la obtención de datos hubo de consultar a determinadas personalidades conocedoras del tema, entre ellos periodistas, gente común y algunas trabajadoras sexuales y ex prostitutas, a demás del uso de los medios tecnológicos.